Momento en el que el ex azulino Biri hace la entrada a Sergio Beato que le valió la expulsión por roja directa. :: MIGUEL GÓMEZ
LA CRÓNICA

Sergio Beato hace posible lo imposible

La Balona, que acabó con diez por la roja al ex azulino Biri, dejó escapar una renta de dos goles en el último cuarto de hora El jerezano lidera la remontada de un San Fernando muerto hasta su salida desde el banquillo

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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En San Fernando todo el mundo se preguntaba qué diablos le pasaba a Sergio Beato. Cuál era el problema que impedía que el jerezano, la pasada temporada el hombre más desequilibrante del conjunto azulino, este año apenas estuviera participando en los compromisos de su equipo y que lo hiciera de manera testimonial cuando le tocaba salir al campo. Beato no estaba siendo el mismo, pero ayer se dejó todos los complejos en el banquillo.

Iriondo decidió apostar por él en un doble cambio en el que también entró Rodiel cuando se había sobrepasado el cuarto de hora de la segunda parte. Los isleños estaban muertos, perdían por uno a cero y, para colmo, llegaba el segundo mientras los recambios esperaban pasa salir en la banda. Todo en contra. La situación perfecta para que su salida al campo le hubiera valido para ser otro de los blancos de las críticas de la grada al final del partido. Pero Beato tenía mucho que ganar.

Pese al resultado, la salida del jerezano sirvió para que la afición entrara en una perfecta comunión con el equipo. Tocaba remar al mismo son primero, que ya después del pitido del árbitro llegaría el momento para los reproches.

El jerezano pidió la bola nada más ingresar en el campo. Lo que hasta el momento había sido un querer y no poder se convirtió en un dominio absoluto de los azulinos. Beato entraba por la izquierda una y otra vez y provocaba la inquietud de una Balona que, hasta el momento, había permanecido demasiado tranquila.

Suyo fue el tanto que servía para acortar distancias en una falta que a él mismo le habían hecho anteriormente. El éxtasis se apoderaba de la grada, hasta entonces dormida como su equipo, que ahora sí creía en la reacción de los suyos.

Beato ganó en confianza, sin lugar a dudas, gracias al tanto, y a partir de ese momento intentó todo lo que pudo. Provocó una falta en la media luna que le valió una amarilla al ex azulino Biri, a quien él mismo expulsó poco después tras zafarse al borde de la cal y despertar la impotencia del atacante, que le soltó una patada a destiempo castigada con la roja.

Llegaba el ahora o nunca. Había que volcarse porque la remontada estaba más cerca que nunca. Y llegó gracias, cómo no, a Sergio Beato. Un disparo suyo tuvo que despejarlo de puños Camacho para que no se colara por la escuadra. El balón se iba a saque de esquina y de esa jugada llegaría la igualada. Puli es más listo que nadie dentro del área y remacha al fondo de la red, provocando el delirio de la grada.

De la Balona decir que fue mejor que su rival pero que no supo estar a la altura en los instantes finales. Carlos Guerra puso el sello a los dos goles que nacieron fruto del gran trabajo de los Copi, Liam, Juanpe o Ismael. Pero sólo le sirvió para seguir manteniendo el dudoso honor de ser el rey de los empates.