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Los fantasmas siguen en casa
Kike, de penalti, puso en ventaja a un equipo que jugó toda la segunda mitad con uno menos, y Fran erró otra pena máxima para los locales El Cádiz B vuelve a perder en El Rosal contra un Recreativo B especulador
PUERTO REAL. Actualizado: GuardarA los chavales del Cádiz B parece que les tiembla el pulso cuando se asoma una situación comprometida. Una vez más, el filial que dirige Ángel Oliva se fue de vacío de El Rosal, y todo porque no fue capaz de mostrar la contundencia necesaria en los momentos clave y acabó pagándolo con la derrota.
Estaba claro antes de empezar que los onubenses ganaban en centímetros, por lo que no era difícil de adivinar que su apuesta iba a ser la del balón aéreo. Los amarillos, por contra, disponían sobre el tapete de sus mejores armas para tratar de bajar la pelota y llevar el juego a su terreno, pero lo cierto es que en la primera parte apenas lo consiguieron. Ni la claridad de ideas de Lolo Armario, ni la chispa de Dieguito ni tampoco la velocidad por banda de Javi Catalán servían para encontrar los boquetes de la muralla recreativista.
El rival, por contra, se dedicaba a sestear con la pelota, a especular en cada jugada y a llevar el reglamento al límite. Una estrategia que, en primera instancia, parecía servirle. Hasta que el colegiado sevillano Fernández Delgado se dio cuenta de que si dejaba pasar una más el encuentro se le iba a escapar de las manos. Por eso no dudó en expulsar con roja directa a García por una entrada fortuita a Juanito. Carlos Ríos pareció ver muy claro que el castigo era excesivo y, de malas maneras, salió del banquillo para expresar su desacuerdo con la decisión. El trencilla estaba harto de escuchar al entrenador sevillano, a quien anteriormente había avisado, y acabó con sus protestas al enseñarle el camino hacia los vestuarios. Todo parecía ponerse de cara para los de Ángel Oliva, que de hecho tuvieron sus mejores ocasiones en estos últimos minutos.
Se esperaba un cambio de tercio tras la vuelta de vestuarios, porque la velocidad en el juego cadista podía hacer mucho daño a un Recreativo B con un hombre menos. Los amarillos, de hecho, intentaban una y otra vez darle ritmo al partido, pero cada vez que hilvanaban dos jugadas seguidas aparecía un rival que exageraba o simulaba una falta para parar el ataque gaditano.
El encuentro entró entonces en una fase de desorden que acabó con un desenlace inesperado. A falta de tres minutos para el final, una pérdida de Lolo cerca de la media luna desembocó en una acción de peligro recreativista que acabaría en el penalti que, a la postre, daría la victoria a los visitantes. Álvaro le pega como puede en medio de un barullo en el área y el balón parece dar en la mano de un zaguero cadista. Extrañamente, el colegiado deja seguir la jugada hasta que se da cuenta de que la ventaja ya no era para el equipo perjudicado, y se dirige con convencimiento hasta el punto de penalti. Kike, que había sido un incordio durante todo el partido para los defensas locales, cogió el balón con decisión y puso en ventaja a los suyos.
El Cádiz B se echó hacia adelante como pudo. Ese querer y no poder que había sido toda la segunda parte parecía que iba a romperse cuando Fernández Delgado, cinco minutos después de haber pitado en el área contraria, señala un nuevo penalti por manos de Caridad en un disparo sin aparente peligro de Diego García. Desde lejos dio la impresión de deberse a un intento de compensación, pero parece que la ley del fútbol existe, porque el lanzamiento de Fran, que ayer no tuvo su día, se fue tan alto que el balón casi se sale de las instalaciones.
Incomprensiblemente, los amarillos se iban de vacío ante un rival que no expuso prácticamente nada, pero que supo estar donde tenía que estar en todo momento y mostró mucha más picardía.