ZAPATERO SE LA JUEGA EN LAS PRIMARIAS
Por primera vez desde que llegó a la Moncloa surgen grietas en el liderazgo del jefe del GobiernoLa batalla de Madrid entre los partidarios de Trinidad Jiménez y Tomás Gómez divide al PSOE y amenaza su estabilidad
Actualizado:Las cosas están más igualadas de lo que los impulsores de la candidatura de Trinidad Jiménez, con el propio presidente del Gobierno al frente, podrían haber imaginado cuando el pasado agosto pusieron a la ministra de Sanidad en el disparadero de las primarias para Madrid. En pocas horas, los militantes del PSOE en esta región decidirán si la prefieren a ella, o a Tomas Gómez, como aspirante a la presidencia de la Comunidad, pero esa es solo la guinda de un gran pastel. Con su papeleta estarán tomando, sobre todo, la decisión que mayor impacto puede tener en la estabilidad interna del PSOE y en el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero desde que fue nombrado secretario general.
Los cargos orgánicos implicados en la contienda afirman que existe una «conjura» para ser una piña tras el candidato, sea quien sea, desde mañana mismo. Sin rencores. De ahí los denodados intentos de la vicepresidenta De la Vega, del ministro José Blanco y de otros relevantes miembros de la cúpula del PSOE para intentar desligar el resultado de las primarias del futuro político del presidente.
Los dos contrincantes, que siempre habían tenido una buena relación personal, insisten en que el jefe del Ejecutivo no tiene por qué verse salpicado por el resultado. Pero aquellos que miran los toros desde la barrera, con el espíritu crítico y distante que da la veteranía, no comulgan con la simpleza de este análisis. «Gane quien gane será un desastre absoluto porque ya se ha divido al partido», dice un histórico dirigente con experiencia directa en esto de las elecciones primarias. «Si gana Tomás, nadie podrá frenar la idea de que es Zapatero quien pierde», añade otro superviviente de los gobiernos de Felipe González, recuperado por el jefe del Ejecutivo.
En realidad, los propios impulsores de la candidatura de 'Trini' son conscientes de que la situación que ha generado su empeño en quitarse de en medio a un hombre cuyo grado de conocimiento entre los madrileños apenas llegaba al 50% el pasado julio no es precisamente ideal y admiten que quizá no sea lo más conveniente para el partido en un momento como el actual, en el que ya llueve fuera suficientemente a cuenta de la crisis. Pero hacen responsable a Tomás Gómez.
El secretario general del PSM siempre supo que el número dos del PSOE, José Blanco, no lo quería como candidato y dejó claro allí donde le quisieron oír que si alguien intentaba impedir que fuera el candidato a la la Comunidad se las tendría que ver con él en las urnas. Pero, por alguna razón, ni Blanco ni el jefe del Ejecutivo -cuando el 7 de agosto decidió tomar cartas en el asunto y lo llamó a la Moncloa- creyeron que pudiera llegar tan lejos.
La determinación del exitoso ex alcalde de Parla, elegido en su día por Zapatero para dirigir la problemática federación de Madrid tras la debacle electoral de Rafael Simancas en 2007, ha provocado una oleada de simpatías internas en el partido. Simpatías muy simbólicas. Muy molesto, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se despachó a final de agosto con un ataque que resume bien la escena: señaló que el mayor «activo» de Gómez era ser el hombre que había dicho 'no' a Zapatero. Pero advirtió de que, si ganaba, eso se convertiría en una «rémora» para el partido y para él.
'Muertos en el armario'
El caso es que no es ni mucho menos imposible que se alce con la victoria. Con Tomás se han alineado todos aquellos que a lo largo de los últimos años se han visto defraudados, en sus aspiraciones personales, por las decisiones de Zapatero. Muchos formaron parte de su primera ejecutiva. Son lo que vulgarmente se llaman los 'muertos en el armario' del presidente del Gobierno. Otros han sido o son víctimas del enorme poder de José Blanco, a quien sitúan en el vértice de toda esta operación. Pero el dirigente regional también cuenta con mucho apoyo interno menos 'contaminado' en la federación madrileña, fruto de sus tres años de trabajo como secretario general.
A eso se debe, en buena medida su triunfo en avales, por más de 700 papeletas, frente a Trinidad Jiménez. Y eso es lo que hace que en la Moncloa crucen los dedos. Dicen que la ministra de Sanidad tiene potencialmente mayores posibilidades de victoria porque es más factible que haya fuga de apoyos entre los avalistas de Tomás que entre los suyos porque, en buena medida, los achacan a la sumisión jerárquica en el seno de las agrupaciones. Hay que decir que el voto es secreto, pero el aval no. Además confían en que los militantes que no hacen vida de agrupación, pero que irán a votar, opten por 'Trini' que al fin y al cabo es quien, según las encuestas, tendría más posibilidades de ganar a Esperanza Aguirre.
Nadie niega, en todo caso, que ganar a la 'lideresa' del PP es prácticamente imposible. De ahí que muchos critiquen que se haya puesto en riesgo la figura del mismísimo Zapatero cuando lo que se puede obtener es tan poco. «Teníamos que lanzar el mensaje de que Madrid nos importa y con Tomás no es posible», se escudan quienes mueven la candidatura de la ministra. Los escépticos recalcan que en el mejor de los casos lo único que podría pasar es que los populares perdieran la mayoría absoluta. «Pero eso significaría que entra UPyD y, no nos engañemos, nunca pactarían con nosotros», dice un estratega socialista de larga trayectoria.
Con estos mimbres y un escenario tan abierto es difícil encontrar alguien que se sienta capaz, en las filas del PSOE, de hacer un análisis de lo que pasará el día después. Restañar las heridas después de una batalla en la que han podido escucharse exabruptos y acusaciones durísimas será complicado. Ni siquiera si gana Jiménez será fácil para los socialistas gestionar la victoria.
Hacer una campaña con medio partido en contra no es plato de gusto para nadie y menos si quien dirige ese partido ha sido tu contrincante. «Es que ya veremos si Tomás sigue ahí al día siguiente», avisa misterioso uno de los miembros de la ejecutiva federal que más se ha implicado en la maniobra de Jiménez. Fuentes socialistas señalan que es posible que se busque su dimisión pactada a cambio de colocar a algunos de sus afines en las listas electorales.
Quien tiene seguro el sillón es la titular de Sanidad. Pase lo que pase, seguirá yendo al Consejo de Ministros, al menos, hasta unas semanas antes de las elecciones. Es lo que hicieron otros que, como ella, se sacrificaron por Zapatero presentándose a unas elecciones 'a priori' imposibles. Juan Fernando López Aguilar se fue a Canarias dos meses antes de los comicios de 2007.