LUNA DE HIEL

Se acabó el panal de rica miel y las avispas empiezan a picarse entre ellas. Insinúa Comisiones que el relativo fracaso de la huelga se debe al largo idilio entre UGT y el Gobierno. ¿Quiénes son los culpables de que no hayan salido las cosas tan mal? En su abstruso libro 'La culpa', el gran Carlos Castilla del Pino, que no había aprendido por aquel entonces eso de que la claridad es la cortesía del filósofo, habla de «la coartación del hacer del hombre sobre la realidad» y de su suplantación, que él llama alienación.

Quizá la psiquiatría consista en el meritorio encuentro de los que han perdido la razón y los que no la han tenido nunca del todo, pero lo que sabemos de la culpa es que pesa mucho, aunque sea leve. Depende de las conciencias más o menos inclinadas a hacer balance y no de las básculas.

Lo prometido es deuda pública y se va a zampar la mitad de los Presupuestos de 2011. La fecha está al caer, pero nos va a pillar con muy poca gente en pie. La ministra Salgado vaticina que habrá cerca de 200.000 parados más entre este año y el que viene. No es traidor el que avisa, pero puede ser un gafe. Algo habrá que hacer para evitar la desbandada de las grandes fortunas, en vez de poner cerco a las personas decentes que han logrado sobrevivir con cierta holgura. La presión fiscal debe graduarse. No hay que averiguar hasta qué punto puede resistir un peine hasta romperse arqueándolo, ya que su límite se anuncia con un chasquido y es entonces cuando se pueden enterar los desmelenados gobernantes de lo que vale un peine.

Los sindicatos y el Gobierno han dejado de darse el pico, pero van a seguir utilizando la pala para enterrar sus bochornosas relaciones. Se estaban llevando demasiado bien, pero a condición de llevarse lo que no les correspondía. Ahora viene el tijeretazo y habrá gente que a pesar de no haber ido nunca por lana va a salir trasquilada.