29-S, la huelga menos general
El Gobierno omite dar porcentaje de seguimiento y CC OO y UGT lo sitúan en el 70% El paro triunfó en la industria y la construcción y apenas se dejó sentir en los servicios
MADRID.Actualizado:La huelga de ayer -séptima convocada desde la instauración de la democracia- organizada por CC OO y UGT contra la política socio-laboral del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, considerada «regresiva» por los sindicatos, ha sido la que ha contado con menor seguimiento. Pero no se puede hablar de fracaso porque, aunque la vida cotidiana de la inmensa mayoría de los ciudadanos no se vio afectada, la industria, la construcción y algunas áreas del sector servicios pararon en su totalidad. En definitiva, no hubo vencedores ni vencidos. Ambas partes -Gobierno y centrales- son conscientes de ese resultado y se encargaron de dejar canales abiertos para recuperar, si no las buenas relaciones, sí la normalidad.
Al titular de Trabajo, Celestino Corbacho, le tocó dar la cara por parte del Gabinete. «El seguimiento ha sido desigual y el efecto moderado», resaltó. Corbacho es el único ministro con fecha de caducidad conocida. Compareció públicamente en la Moncloa en varias ocasiones a lo largo de la jornada, intervenciones entendidas como último favor a Rodríguez Zapatero antes de abandonar el equipo gubernamental y presentarse a las elecciones catalanas. A diferencia de lo ocurrido en anteriores huelgas, el Ejecutivo (en este caso Corbacho) omitió dar un porcentaje de seguimiento. El ministro se limitó a reiterar que una cifra concreta carece de sentido ante un abanico amplísimo. Por ejemplo, el 100% de los trabajadores del automóvil secundó el paro, tasa que en la hostelería se redujo al 3%.
CC OO y UGT afirmaron que de los 18,4 millones de ocupados, el 70% apoyó la protesta, tras recurrir como primer dato objetivo a la caída del consumo eléctrico, que se colocó por debajo del habitual de un domingo. En el anterior paro general -20 de junio de 2002- ambas centrales cifraron el apoyo en el 84%, frente al 17% dado por el Gobierno, perteneciente al Partido Popular. Ya entonces, los secretarios generales de los dos sindicatos, José María Fidalgo por Comisiones y Méndez, reconocieron que el seguimiento había sido inferior al del 27 de enero de 1994 y, desde luego muy lejano al resultado del famoso 14 de diciembre de 1988, cuya huelga general paralizó el país.
El mayor seguimiento de la protesta del 29-S se dio en la industria, sector que reúne al mayor número de contratados fijos. Precisamente las colocaciones indefinidas son las más afectadas por la reforma laboral. El coste del despido de este tipo de empleos queda muy reducido con los cambios introducidos en el Estatuto de los Trabajadores. Una de las medidas que más preocupa a los sindicatos es que una empresa pueda expulsar a su plantilla por previsión de pérdidas económicas.
Otra área productiva que fija el interés de toda huelga es la de los mercados de abastecimiento. De madrugada y a sus puertas se concentran siempre piquetes para impedir el paso de camiones. Los enfrentamientos en algunos puntos fueron duros con registro de heridos. Los convocantes del 29-S contaron con una colaboración excepcional: los trabajadores de recogida de basuras. Pararon en toda España y facilitaron una primera imagen de que la huelga se había dejado sentir. Las principales ciudades aparecieron llenas de papeles, suciedad y desperdicios.
Ejecutivo y sindicatos mayoritarios se necesitan. Ninguno quiere entregar al contrario a los brazos de la oposición. Desde el Gabinete de Zapatero se insiste en la necesidad de recuperar el diálogo social. Apenas queda año y medio de legislatura y la posibilidad de que el PSOE vuelva a la Moncloa pasa por restablecer la paz social. El propio jefe del Ejecutivo apunta la reforma de las pensiones como un hipotético y todavía lejano punto de encuentro con los sindicatos. Mientras se desarrollaba la huelga, comentó en los pasillos del Congreso de los Diputados que estaba «dispuesto a trabajar».
Los líderes de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, no rehúsan reunirse con el Gobierno. Explicaron que todo dependerá del orden del día elegido para el encuentro, aunque de momento exigen «rectificación». Los Presupuestos podrían ser el vehículo de la corrección. Corbacho en su última intervención asumió que hay materias a negociar y que «la senda del diálogo es la adecuada».
«Creo que debe quedar fuera de toda duda, y que no es concesión del Gobierno, que las asociaciones sindicales tengamos derecho de información, consulta y participación cuando son temas que afectan a los intereses de los trabajadores», expuso Méndez. «Tenemos esos derechos», recalcó Toxo, para dar a entender que como son «gente educada» están dispuestos a acudir a cuantas llamadas reciban siempre que no sean «un paripé». «Escucharemos lo que se nos tenga que decir y actuaremos en consecuencia», añadió.
La huelga se desarrolló con numerosos piquetes que estuvieron seguidos, en todo momento, por el mayor despliegue policial establecido ante una protesta de estas características. Hubo cargas contra los huelguistas. Incluso, disparos al aire, cuyos casquillos fueron recogidos por sindicalistas como prueba de las agresiones padecidas. Las Fuerzas de Seguridad argumentaron que se produjeron momentos críticos y se temió por su seguridad.
Para Corbacho, la jornada transcurrió «en un clima» en el que «se han podido ejercer los dos derechos: el de huelga y el de trabajo». «Los servicios mínimos han funcionado bien, aunque es evidente que se han registrado incidencias», concluyó.