La concentración de la Plaza de España se repitió ante la puerta del centro. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La 'conquista' de El Corte Inglés cerró la mañana de protestas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Asegurada la Zona Franca, el puerto y Navantia, el objetivo de los sindicalistas se fijó en El Corte Inglés, el único centro comercial de la ciudad. El piquete estaba previsto desde hacía días, y se había corrido la voz. Todo el equipo de seguridad se apostó en la puerta que queda frente a la rotonda. Dentro, con chaqueta roja y pinganillo al oído, controlaban que la apertura no corriera peligro. Del otro lado, un pequeño grupo de sindicalistas, sin ánimo de bronca, unos pocos clientes y varios periodistas aguardaban el que prometía ser el primer gran enfrentamiento de la mañana.

Pero los trabajadores accedieron al centro de forma escalonada, en orden, y sin que ningún sindicalista se acercara a informarles o presionarles. Justo a las diez, todos se levantaron y se acercaron poco a poco a los cierres que empezaban a subir. Ya estaba preparado un dispositivo de cinco agentes de Policía Nacional. Pero entonces empezaron a sonar los móviles de los piqueteros: «En el centro se está liando, venid todos para acá». El mensaje obligó al grupo a dispersarse y poner rumbo al casco histórico, postergando el cierre de El Corte Inglés para después de la concentración de las 12.30.

Durante la intervención de los líderes sindicales, a las puertas del Palacio Provincial, ya hubo participantes que interrumpieron los discursos para reclamar «la clausura inmediata del centro comercial». Con los ánimos especialmente caldeados por la sucesión de encontronazos que los piquetes habían sufrido en el centro, buena parte del millar de manifestantes que coreaban consignas contra el centro comercial se encaminaron hacia las instalaciones. Pero los agentes de seguridad estaban al quite y, en cuanto aparecieron las primeras banderas, cerraron las puertas. Un par de cientos de sindicalistas acabaron por encontrarse a la entrada de El Corte Inglés, guardada por unos veinte agentes de la Policía Nacional.

Los representantes sindicales pidieron reunirse con la dirección, para «contrastar si los empleados estaban allí por voluntad propia y negociar el desalojo». Tras un rato en el que la tensión fue aflojando, los portavoces de CC OO y UGT anunciaron que los responsables de El Corte Inglés habían aceptado.

Pero durante la tarde todo volvió a la normalidad. Área comercial y cine volvieron a recibir clientes.