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curarse en la mesa

Sal o pimienta

Alejarse del salero no significa renunciar al sabor. El vinagre, el zumo de limón, las hierbas aromáticas y las especias son buenos y saludables sustitutivos

P.M.
MADRIDActualizado:

Será la sal de la vida, pero su exceso provoca hipertensión arterial, insuficiencias cardíacas y retención hidrosalina, entre otras dolencias. Por eso, cada vez más ciudadanos optan por seguir dietas hiposódicas.

En general, para llevar unos hábitos alimenticios más saludables, es aconsejable reducir gradualmente el consumo de sal. Eso no significa renunciar al placer del buen comer. El paladar se irá reeducando con platos más sosos sin pasarlo mal. Además, existen algunos trucos, como aderezar las comidas con hierbas aromáticas y especias que ayudarán a que el menú resulte mucho más sabroso. También el zumo de limón y el vinagre son excelentes exaltadores del sabor, por lo que se recomienda usarlos, aunque con moderación.

No sólo conviene contener el salero. Se aconseja también moderar el consumo de cubitos y extractos de caldo. Al final, muchos llevan sal y grasas, además de un potenciador del sabor que se ha demostrado controvertido.

La lista de alimentos que quedan excluidos de una dieta hiposódica es más larga. Embutidos, ‘snacks’, quesos, ahumados, carnes curadas, encurtidos, conservas en general y las salsas del tipo mahonesa (excepto que sean sin sal), mostaza, ketchup o soja. Aunque el resto de categorías no suelen estar contra indicadas, siempre es aconsejable ‘abusar’ de los pescados frente a la carne, y sobre todo de frutas y verduras.

Si la agenda lo permite, lo mejor es ir al mercado cada día y hacerse con alimentos frescos, si son de temporada mejor porque resultan más ricos y baratos. Conviene comerlos crudos o cocinados al vapor, a la plancha o en papillote (envueltos en papel de horno), ya que así mantendrán todas sus proteínas y vitaminas, además de su sabor.

Si se necesita picar algo entre horas, se puede saciar el apetito con fruta, ya sea en piezas o en zumo (el de naranja es ideal), y conté, rico en antioxidantes.

En cualquier caso, antes de iniciar una dieta hiposódica, conviene consultar al médico, ya que algunas pueden contener ingredientes que en algunos casos y estados no convengan. El especialista dará las pautas a seguir y a partir de entonces ya es cuestión de imaginación.

No faltan tampoco los libros para inspirarse, aunque es aconsejable comprobar que todos los ingredientes de la receta están permitidos en la dieta. Y a ponerle salero.