Las edades del cerebro
El cerebro, al igual que el resto del cuerpo, también atraviesa por las cuatro etapas vitales: infancia, adolescencia, adultez y vejez
MADRID Actualizado: GuardarEl cerebro, al igual que el resto del cuerpo, también atraviesa por las cuatro etapas vitales: infancia, adolescencia, adultez y vejez. Distinguirlas y saber qué ocurre en la cabeza con el paso del tiempo es la especialidad del investigador y doctor Tomás Ortiz Alonso, director del departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad Complutense y autor, entre otros libros, de ‘Neurociencia y educación’, donde muestra los últimos conocimientos del cerebro en relación con los procesos de aprendizaje y desarrollo.
Infancia: se caracteriza por un desarrollo del cerebro enorme, sobretodo de las conexiones cerebrales, así como por una poda neuronal:«Es una etapa en la que, si a los niños se les enseña y educa bien, se enriquecen mucho porque las neuronas que no sirven se van a eliminar, pero las que sirven se potencian», explica Ortiz Alonso. Por lo tanto, en la etapa infantil se produce un gran desarrollo de las áreas del cerebro relacionadas con la adquisición y elaboración de la información. Es la mejor época para absorber conocimientos de forma rápida.
Adolescencia: se desarrollan las conexiones del cerebro de unas áreas con otras, por eso en esta etapa los alumnos tienen muchos intereses: aparece el conocimiento de la persona, del sexo, del otro, de lo ético, de la existencia, del espíritu crítico... Es la mejor época para comunicarse con los demás.
Adultez: se estabilizan todas las funciones: «Todo lo que hemos adquirido en la infancia y en la pubertad se va mejorando en la etapa adulta. Por ejemplo, ¿cuándo un licenciado llega a ser el mejor cirujano? No cuando tiene mucha información que va adquiriendo, sino cuando ya ha hecho muchas operaciones», matiza el experto. Es el mejor momento para establecerlos conocimientos que van a servir en la profesión elegida.
Vejez: es un proceso de involución donde las habilidades, la memoria, la atención y demás capacidades van decayendo. Ortiz Alonso apunta como motivo más importante de esa pérdida la falta de ejercicio de tales habilidades: «Con la vejez, se tienen menos estímulos. Un caso claro se ve cuando se pasa de estar trabajando a una situación de jubilación, algo que puede provocar una pérdida de estímulos».No solo eso, también se pierden, entre otras, actividades, comunicación y neuronas. Aunque puede evitarse. Para que este deterioro no suceda a gran velocidad, la clave pasa por mantener el cerebro a pleno funcionamiento:«Sabemos que la persona hasta que muere puede ir desarrollando su cerebro y adquiriendo información, por eso en esta etapa conviene seguir ejercitándolo».