Insisten en lo de siempre
Actualizado: GuardarPor supuesto que son planteamientos antiguos, pero «ellos» insisten en hacerlos pasar por anticuados. «Ellos» son, evidentemente, los que detentan un poder ilegítimo, puesto que ha sido escamoteado al pueblo (¿concepto antiguo o anticuado?) aprovechando los puntos débiles, las zonas de sombra, de la democracia. Y «lo de siempre» es esa constante estrategia consistente en desacreditar, desactivar, y si es posible anular, las estructuras de autodefensa de los trabajadores ante quienes, ya digo, detentan un tipo de poder muy, muy, muy antiguo, y, esta vez sí, totalmente anticuado, pero que siempre se ha querido actualizar: el poder de la fuerza, el poder del abuso, el poder que aspira a poderlo todo. Hace tiempo ya que se habla de verdadera dictadura para referirse a ese poder ilegítimo que reside en unos mercados que se han convertido en una auténtica dictadura planetaria.
La escritora Viviane Forrester la llamó 'Una extraña dictadura', el título de un conocido libro suyo que deberíamos releer (por ejemplo mañana, después de ir a la huelga) en estos tiempos de confusión y desarme intelectual y moral. Dictadura «extraña», en la medida en que se impone de manera «más refinada y efectiva que cualquier tiranía institucional, puesto que no necesita de ningún golpe de estado ni de ninguna guerra civil para imponerse, sino que se instaura detrás de una apacible normalidad democrática».
Con la Revolución Industrial, como se sabe, se suprimieron las estructuras del gremialismo típicas del Antiguo Régimen, pues se las consideraba ya incompatibles con los nuevos planteamientos económicos. Pero al no ser sustituidas estas estructuras de protección por otras similares, sino que se forzó un proceso de individualización de los trabajadores, la explotación y el abuso se convirtieron en normas generales. El principal agente de aquella revolución (la burguesía propietaria de entonces) no sólo no contempló la creación de nuevas estructuras de autodefensa de los trabajadores, sino que las persiguió y reprimió en cuanto comenzaron a cuajar por la acción del movimiento obrero.
En esas mismas estamos, con todos los matices y transposiciones históricas que queramos considerar. Lo cierto es que «ellos» insisten en lo de siempre. Y puede que lo consigan, si de verdad prevalece el pretendido modelo de trabajador postmoderno, sin conciencia de clase ni otra clase de conciencia.