La enfermedad se detecta cada vez más junto a otras adicciones
Muchos de los que sufren dependencia de otras sustancias esconden un problema con la bebida
JEREZ.Actualizado:Barbate está a punto de abrir un nuevo grupo de Alcohólicos Anónimos. Este pueblo costero, acechado por un grave problema de drogadicción, tendrá pronto disponible un punto de reunión para los aquejados por la alcoholemia, la raíz del resto de adicciones. Las esperanzas puestas en ello son muchas, según comenta un vocal de información del comité que la asociación tiene en la zona: «Ya hay tres chicos que están dispuestos. Han descubierto que si no beben, no se drogan».
Paco lo sabe bien desde hace tiempo: el origen de su trayectoria gira en torno al alcohol. Pero antes tuvo que pasar un año por una clínica de desintoxicación, tras caer en los 80 en las garras del «boom de la heroína». En la reunión jerezana lo cuenta: antes tuvo que pasar por las pastillas, por «las tres copas de aguardiente» matutinas que tomaba a los 17 años «para evitar los temblores», y por los sorbos de candiel y de quina San Clemente que tomaba «para evitar los ganglios» a la temprana edad de nueve años.
Ahora lo sabe, tras 22 años como ex toxicómano. ¿Qué pasó entonces? «Cuando salí del centro, yo no sabía que el alcoholismo era una enfermedad». Fue a partir de ahí cuando comenzó su verdadero calvario y el de su futura familia: «Me casé al poco tiempo de salir. En la boda, mi mujer conoció al Paco alcohólico». Nada más nacer, su matrimonio entró en declive y dio pie a la separación. Perdió todo lo que tenía: su casa, su mujer y sus hijos. La debacle fue tal que necesitó de una borrachera de tres días para que, finalmente, se le encendiera «la lucecita». Pidió ayuda.
El saldo: ha vuelto con su mujer, quien le puso en contacto con Alcohólicos Anónimos y hoy asiste a los grupos de Al-Anon en los que son los familiares los protagonistas. «Mi vida ha dado un giro total», dice a boca abierta Paco. «Hoy me siento feliz a pesar de los problemas, de lo cotidiano, de lo material. Estoy agradecido hasta a las cosas malas que he vivido».
Una cosa lleva a la otra. «Cada vez es más difícil detectar un problema de alcohol», advierten desde el comité. «Se detecta antes por la drogadicción que por otra cosa».