La apisonadora británica arrolla al filial cordobesista en La Juventud
El Jerez Industrial golea al Córdoba B con una gran primera mitad y un Williamson que se convierte en el máximo artillero del equipo
JEREZ.Actualizado:La factoría británica industrialista ya comienza a dar unos productos formidables. El conjunto jerezano quiere volver a la división de bronce y puede lograrlo, viendo el fútbol desplegado ayer para golear por 3 a 0 a un inocente Córdoba B. La tarde comenzó apacible y buena para los intereses del conjunto industrialista. Cuando la afición comenzaba a coger sitio en la grada del Municipal de La Juventud llegó el primer tanto del encuentro. Williamson, máximo artillero de la escuadra dirigida por Quique Caballero, aprovechaba una cabalgada de Juanse por la derecha para firmar el primero de la tarde con un remate de bella factura. El filial cordobesista había salido dormido y el Jerez Industrial quiso aprovechar el mal momento que atraviesa el conjunto cordobés. Con el balón dominado por el conjunto de la copa y la venencia, y con Juanse como amo y señor de la banda, llegó el segundo gol de la tarde a los doce minutos. De nuevo el de Jaén por la derecha y de nuevo Williamson en el punto de penalti para dejar encarrilado el encuentro.
Los chavales del Córdoba intentaron buscar la reacción ante un Industrial cada día mejor asentado sobre el terreno de juego, aunque tuvo su oportunidad Alfonso al quedarse solo ante Lumley. El delantero visitante no supo culminar la jugada, todo lo contrario que Valtierra, quien puso la puntilla con el tercer tanto antes del descanso.
A partir de ahí, poco más. Con el descanso llegó la tranquilidad en el seno de la plantilla industrialista, aunque también en la del filial cordobesista, que se empleaba a fondo en defensa para no salir goleado de La Juventud. Quique Caballero aprovechó para dar algunos minutos a aquellos jugadores que menos van entrando en el equipo, así como para dar descanso a habituales como Valtierra o Woolfe. La segunda mitad sobró, ya que la victoria estaba lograda y fue entonces cuando la parroquia industrialista comenzaba a disfrutar de verdad con una necesaria victoria en casa.