PAN Y CIRCO

CAUTELA

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Tras comprobar el correcto funcionamiento del Cádiz -del equipo y del club- durante las primeras jornadas de esta delicada temporada, todos hemos de extremar la cautela para evitar que se frustren otra vez más esas esperanzas que, en los diversos ámbitos, están brotando. Si la designación del director técnico y la elección del entrenador fueron acogidas con discreto beneplácito, el nombramiento del presidente ha sido recibido con fundada esperanza. Somos muchos los que estamos convencidos de que los factores que más influyeron en los anteriores descensos de categoría y en la pérdida de credibilidad fueron las decisiones erróneas de los principales dirigentes. La atmósfera de confianza que en la actualidad se respira tiene su origen en la credibilidad que nos inspiran los actuales responsables de la dirección. Los tres actores mencionados han dado múltiples muestras de competencia y han proporcionado, sobre todo, diversas pruebas de seriedad. Sin embargo, hemos de ser cautos porque el fútbol es una competición azarosa cuyos resultados dependen del calor, del frío, de las lluvias o del viento; a veces influyen las irregularidades del césped o la presión del público, otras el nerviosismo o la apatía de la plantilla; y hasta, si quieren, los errores del árbitro. Por esto opino que hemos de tener confianza pero sin confiarnos demasiado; los aficionados y, sobre todo, los jugadores, han de evitar la tentación de 'confiarse' relajando la tensión y bajando la guardia. No podemos olvidar que, hasta el último momento, acechan los peligros, y que el riesgo mayor siempre está situado dentro de nuestras propias paredes: la vana autocomplacencia, el exceso de optimismo, la ingenua convicción de que el trecho que hemos de recorrer es cómodo y placentero. Estas son las razones por las que aplaudo a Roberto Suárez quien, cuando tiene ocasión, nos reitera el saludable mensaje de que, por muy bien que nos vayan las cosas, siempre hemos de mantener la cautela.