Un momento del encuentro celebrado ayer en la residencia del embajador español, en Nueva York. :: EFE
Economia

Zapatero se enfrenta a los tiburones de Wall Street

Se reúne en Nueva York con los principales inversores del mundo para vender la fortaleza española y ratificar que concluirá las reformas

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Uno a uno, los principales inversores de EE UU desfilaron ayer por la residencia del embajador de España en Nueva York. De la Quinta Avenida a Madison, toda la calle 72 estaba flanqueada por una doble fila de limusinas negras con cristales ahumados y coches de la policía que escoltaban el encuentro. Al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le había llegado la hora de enfrentarse a los tiburones de Wall Street, a los que ha estado ladrando desde casa en los últimos meses.

El cara a cara se produjo en torno a un desayuno en el que destacó la presencia de dos de los inversores más importantes del mundo, George Soros y John Paulson, pero también se encontraban altos representantes de Citigroup, Morgan Stanley, Goldman Sachs y un largo etcétera.

«Ésta ha sido una bonita conversación», se le escuchó decir a Soros cuando abandonó la residencia dos horas después. El presidente «ha hecho los deberes», opinó sin juzgar un asesor de Moncloa. «Se ha enfrentado a ellos, les ha explicado la situación, ha contestado a todas sus preguntas. Ahora bien, esto es sembrar». Sembrar para recoger nuevas inversiones y paz en los mercados, suponiendo que el mandatario español haya logrado conquistar a los escépticos inversores que le escuchaban con atención. Para uno de los participantes al que tuvo acceso una fuente anónima de 'El Economista', la impresión general es que el mandatario español fue amable «pero no convenció con sus respuestas», dijo ese rotativo.

Se trataba de convencer a «los especuladores» a los que ha culpado repetidamente de la crisis de la deuda en mayo y junio pasado de que España no es Grecia, y que tras el plan de reducción del déficit, tanto nuestro país como la zona euro «están en el inicio de la recuperación económica y la vuelta a la estabilidad financiera», aseguró el presidente.

Zapatero sólo admitió lo innegable, que el déficit alcanzó a finales del año pasado cifras «muy altas» ligeramente superiores al 11%, lo que atribuyó exclusivamente «a los estímulos fiscales para contrarrestar la grave crisis económica a la que nos llevó la crisis del sistema financiero por la quiebra de determinadas instituciones en Estados Unidos y en Europa». Fue la única pulla que les soltó.

El mandatario explicó que el déficit galopante fue un mal temporal para poder sacar a la economía del bache. «El proceso de gasto público, de estímulo fiscal se ha terminado y hemos emprendido un ambicioso plan de reducción del déficit» que lo bajará hasta el 6% en el 2011 y hasta el 3% en 2012, les aseguró.

Hubo también palabras lastimeras al recordarles que ha tenido que tomar «decisiones difíciles » por lo que espera que los mercados, o sea, sus invitados al desayuno, «valoren la firme determinación que tengo de hacer que la economía española sea competitiva», suplicó.

Algunos se quedaron tras el café para hablar con él de inversiones en privado, a cambio de discrección, motivo por el que sus nombres no se han difundido.

Fue sólo la primera parte del examen de Zapatero, que todavía tuvo que enfrentarse a un interrogatorio del Consejo Editorial del Wall Street Journal, dar una conferencia sobre 'El nuevo orden económico' en la Universidad de Columbia y reunirse con el expresidente de la Reserva Federal Paul Volcker.