El debate del PSOE por los candidatos salta a Madrid

El sangrante debate abierto entre los socialistas jerezanos y algecireños para designar a los que encabezarán las candidaturas municipales el próximo 22 de mayo saltó anoche a Madrid. El duro enfrentamiento entre los que piden relevos, por temor a las encuestas, y la dirección regional (que pretende aplicar la norma de que los vigentes alcaldes sean los candidatos sin discusión) formó parte del orden del día del encuentro que mantuvieron Rafael Velasco (número dos de la dirección andaluza), Manuel Chaves y José Blanco.

Uno de los objetivos del orden del día, según fuentes de la dirección socialista provincial, es tratar de apagar los dos incendios. Aunque la finalidad del debate era abordar todos los conflictos internos en las ocho provincias andaluzas para cerrar con firmeza el proceso de designación y dar paso a la precampaña, el protagonismo de estas dos ciudades, ambas entre las diez más pobladas de Andalucía, acaparó buena parte de la conversación. Según las mismas fuentes, los tres participantes en la reunión tenían la premisa de buscar fórmulas para que se imponga un respaldo mayoritario (una vez descartada la unanimidad) alrededor de Pilar Sánchez en Jerez y de Tomás Herrera en Algeciras. Por negativas que sean las previsiones de las encuestas, y aunque dos derrotas electorales pongan en peligro la presidencia de la Diputación, las direcciones regional y federal consideran que los sondeos son un argumento endeble para romper la norma de que los alcaldes socialistas vuelvan a encabezar la candidatura el partido en sus respectivas ciudades.

El contenido de este encuentro madrileño será trasladado hoy por Rafael Velasco a Francisco González Cabaña, que tienen una cita en Sevilla. El número dos de la dirección regional le transmitirá al líder provincial el resultado de la reunión. Previsiblemente, se trata de cerrar un respaldo suficiente a Tomás Herrera para que sea designado el sábado y algún gesto de apoyo público a Pilar Sánchez como candidata jerezana a la que se opone el propio González Cabaña.