La telaraña de Urkullu
De jefe independentista de las juventudes del PNV a pragmático salvavidas de Zapatero
Actualizado:Las antaño radicales y hoy aburguesadas juventudes del PNV languidecen en los 'batzokis' y se entretienen tejiendo en las redes sociales un ilusorio estado vasco que solo se sostiene en Internet. Entretanto, quien fue su líder independentista en los años ochenta, Iñigo Urkullu, se ha transmutado en uno de los dirigentes más pragmáticos del partido de Sabino Arana. Pragmático si, pero no tonto. Su dura reacción al cese de ETA compareciendo con voz grave, corbata a rayas y discurso intransigente, no la superó ni el mismo Rubalcaba. En otro tiempo se habría desatado la euforia nacionalista con admoniciones al gobierno para que demostrase su «valentía» y capacidad negociadora. Pero quizás en sus largas conversaciones secretas con el ministro del Interior urdiendo el macramé de intereses compartidos entre el PSOE y el PNV para los meses que restan de legislatura aprendió que si en plena tormenta le echas un salvavidas a tu enemigo te estará agradecido eternamente.
La característica de la araña común no reside en su capacidad para producir seda como otros muchos insectos sino en su habilidad para tejerla integrada en el medio y provista de una sustancia pegajosa que le sirve para atrapar y retener a sus víctimas. El PNV además ha perfeccionado la técnica y atendiendo a una sociedad que está en movimiento, evoluciona, se amplía, se contrae y se adapta. Golpeados por las urnas cuando menos lo esperaban tras haber soltado el lastre de Ibarretxe y su aventura equinoccial del soberanismo experimental los hombres fuertes del PNV se vieron aturdidos por la paradoja. En medio de la ciaboga hacia posiciones más templadas perdieron por primera vez en casi treinta años el control político del país. Ahora repuestos del susto y con el viento a favor del zapaterismo en fase terminal se afanan en desmontar la alternativa del cambio construida por López y Basagoiti en un ejercicio de funambulismo ideológico y pragmatismo materialista cuyos intereses empiezan y terminan en recuperar como sea el palacio de Ajuria Enea.
El boca a boca de los peones de Urkullu en el Congreso que salvará al PSOE del colapso comenzó con una diabólica entrevista del presidente nacionalista con Mariano Rajoy. Primera regla: provocar un ataque de celos en la Moncloa. El segundo movimiento tiene que ver con la facilidad del nacionalismo vasco para llevar sus planes desde una soñada soberanía kosovar a recuperar un ficticio afán autonomista. Poco creíble pero suficiente como para justificar el trueque con los presupuestos del agobiado Zapatero y proyectar la amenazadora tenaza sobre el proyecto renovador de López y Basagoiti. El final de la maniobra aun no está escrito pero ningún observador descartaría un desenlace encaminado al sacrificio de Patxi López en un futuro gobierno transversal PNV-PSE y el final del sueño del cambio.