Hacer números

Se sabe poco de Pitágoras, sólo que las matemáticas no mienten, según sean sus intérpretes y traductores. Apenas se conocen datos concretos del fundador de la doctrina y ninguno con certeza. Parece que nació en la isla de Samos, donde la gente tenía tiempo para todo, y viajó por la Magna Grecia, donde tuvo el privilegio de conocer personalmente a Zoroastro. Si viviera ahora le podría poner una demanda a Zapatero. No cuadran las cuentas, ni siquiera las que se falsean. El Gobierno sólo reconoce a 499 "liberados" entre trescientos veintitantos mil funcionarios, cuya única función es vigilar a los que de verdad funcionan. La discutible propuesta de reducir el número de amnistiados ha suscitado una gran controversia, si bien no entre los que siguen trabajando, sino entre sus protectores.

Quizá lo más prudente sea no hacer números. Tengo dicho que cuando se hacen y cantan suelen desafinar mucho. No tienen educada la voz, ni el oído, ni el sentimiento. La culpa sigue siendo de los indóciles números, que se creen que siempre llevan la razón. Hay que hacerle caso a las cifras, en vez de a los discursos. Un balance es siempre más convincente que un mitin. Sobre todo es menos indemostrable. Los banqueros, gremio con que mi único contacto ha sido siempre en calidad de víctima, no se muestran partidarios de las nuevas tasas que plantea la Unión Europea.

Rechazan frontalmente los planes de Bruselas. No quieren que se grave más al sector financiero: estiman más altamente preferible que sea el sector financiero el que nos siga gravando a nosotros.

Son intríngulis de la economía, que sólo es una ciencia exacta cuando los banqueros aciertan con la cantidad prevista de sus ganancias. Las tasas de la Banca van a empobrecer a los pobres, según el señor Botín, que como su nombre indica, sabe mucho de eso.

Creo que tiene razón.