Divina de la muerte (como yo)
MADRID.Actualizado:Para algunos es una viuda rica que ha sobrevenido en pija. Para otros, el paradigma de la elegancia, el saber estar y el 'charme'. Ella opina que «tienes que ser siempre tú misma, gustes o no a los demás. Lo peor es la indiferencia. Si creas polémica, la creas». Hablamos de Carmen Lomana, encumbrada a la fama como dama de la 'jet-set' y que después de su incursión televisiva, en una escuela en la que pule modales a un grupo de jóvenes, se ha atrevido a dar el paso de escribir un libro que puede considerarse de autoayuda. «No es una obra literaria, por supuesto -admite con sinceridad-. Es una obra de consulta que recoge algunas cosas de mi vida, pero no es autobiográfica. Es mi particular videoblog, como una forma de conversar con mis amigas».
La obra tiene un título suficientemente explícito: 'Los diez mandamientos de la mujer 11'. En ella, Lomana desvela sus secretos y trucos para ser una fémina con un toque de distinción, glamour y saber estar. En definitiva, una mujer elegante, con estilo y con personalidad, que sepa desenvolverse con absoluta naturalidad y encanto en cualquier lugar o situación. Una especie de mujer 'divina'. No duda la autora en desvelar algunas de las claves que la han aupado hasta convertirla en un icono de los buenos modales y la elegancia. Y considera, segura de sí misma, que «hay muchísimas mujeres 11 anónimas».
Asediada por los flashes de los fotógrafos, Lomana -pantalón negro, tacones de aguja del mismo color, blusa blanca larga con bordados- escogió la sede de un famoso centro comercial para presentar a la luz su libro, destinado a que las mujeres «aprendan a quererse, a mimarse y a ser un poco egoístas».
La elegancia, según la autora, se nutre de variados componentes como la educación, la amabilidad, la cultura, la clase... Pero, ¿en qué reside la elegancia: se nace con ella o se hace? Lomana arguye que «tiene un gran componente genético, que no tiene nada que ver con la condición social». Es decir, se puede ser pobre y elegante. Pero, puntualiza, con los avatares de la vida, viajando y observando, una mujer también puede convertirse en la elegancia personificada. Para Lomana, contribuir al glamour personal pasa incluso por una correcta alimentación. Ella se confiesa macrobiótica después de ser vegetariana. «Lo aprendí en Londres, de los movimientos hinduistas y espirituales. No como nada de carne y me siento mucho mejor», revela.
Diplomacia y sinceridad
Para convertirse en una 'mujer 11' -«original, diferente y que sea ella misma»- las mujeres tienen que «potenciar lo que tengan bonito, sobre todo su encanto». Y es que, argumenta la autora, muchas mujeres «tienen tendencia a quererse poco y a ver solo lo que tienen mal». Además, subraya que, conforme pasan los años, «lo que engancha de una persona es su personalidad, no solo el físico. En caso contrario, las mujeres maduras no ligaríamos nunca», dice con ironía.
En el libro, Lomana vierte perlas como las siguientes: «Me consideran políticamente incorrecta, algo pija y muchas más cosas, pero yo vivo absolutamente desacomplejada. No soy cínica, digo siempre lo que pienso». Aunque durante su comparecencia reconoció que, en la relación con los demás, la elegancia se caracteriza por una «mezcla de diplomacia y sinceridad. Solo hay que ser abiertamente sincero si te preguntan algo, pero responder con educación. El tono es lo que hace que la respuesta sea elegante».
Dice que no se considera una 'mujer 11', pero que aprende todo lo que puede y vive la vida como una 'teenager'. «Disfruto de la vida», dice sin alarde de solemnidad alguno. «La elegancia -sostiene- comienza por la educación». A su juicio, el atractivo personal es una cuestión que se puede trabajar. «No forma parte de la belleza, sino del espíritu, del alma de la persona, de la simpatía, de saber relativizar las cosas...».