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La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, posa con Mariano Rajoy en el Fórum Nueva Economía. :: EFE
ESPAÑA

El PP condiciona su apoyo a Artur Mas a entrar en el Gobierno catalán

Los populares advierten que no permitirán que el líder de CiU se convierta en el «nuevo Ibarretxe»

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

El 'gratis total' se acabó en el PP. El País Vasco fue una excepción propiciada por el afán de los populares en desalojar al PNV del poder. En Cataluña es distinto. Los populares están dispuestos a poner su granito de arena para acabar con el tripartito catalán, aunque sea a cambio de entregar la presidencia de la Generalitat a CiU. El apoyo del PP tendría una exigencia previa e insoslayable: evitar que Artur Mas se convierta en el «nuevo Ibarretexe», e impedir que adopte una deriva soberanista como la del ex 'lehendakari'. Una segunda condición ineludible, que serviría para apuntalar la primera, sería formar parte del Ejecutivo catalán, dirigiendo consejerías, según apostillaron fuentes de la dirección nacional del PP. Una condición que no pusieron sobre la mesa para dar el sí a Patxi López.

La idea fue esbozada ayer por la presidenta de los populares catalanes, Alicia Sánchez Camacho, en el Fórum Europa, donde, en presencia de Mariano Rajoy, advirtió que Artur Mas quiere convertirse en «el próximo Ibarretxe catalán» con su defensa del independentismo. Camacho alertó sobre el sesgo independentista de CiU, una orientación que supone un peligro para la estabilidad y el futuro de Cataluña. Mas, dijo la líder del PP catalán, aboga por la división «aunque se ponga la piel del cordero».

En la dirección nacional del PP manejan además, el dato de que el apoyo de CiU al plan de ajuste de José Luis Rodríguez Zapatero les ha granjeado enemistades entre el sector más nacionalista del electorado. Para avalar esta tesis, los populares comparan las encuestas realizadas en Cataluña antes y después de la votación del decreto de ajuste para reducir el déficit público, que salió adelante gracias a la abstención de la formación nacionalista catalana. Según la valoración del PP, antes de dicho respaldo, los sondeos otorgaban la mayoría absoluta a CiU mientras que ahora, necesitaría el apoyo del PP, al que las prospecciones electorales le dan 15 diputados, para poder descabalgar a José Montilla la presidencia.

Sánchez Camacho, que fue presentada por Rajoy, insistió en que «aunque las formas» de los convergentes «sean suaves» sus intenciones soberanistas coinciden con las de los miembros del tripartito. En esa tesitura, «sólo el PP de Cataluña puede limitar ese nacionalismo independentista de Mas que está generando incertidumbre, inestabilidad y preocupación a muchos catalanes». La candidata del PP afirmó que está dispuesta a «asumir la impopularidad» de algunas de sus propuestas e insistió en que «el voto útil» en las próximas elecciones catalanas y el que «garantiza el cambio» de políticas es el que se dirija al PP, única opción política que puede condicionar la formación del nuevo gobierno.

«Muy difícil»

Reconoció, al hilo de esta afirmación, que el acuerdo con el PSC es "muy difícil" porque se trata del partido responsable de las políticas que han llevado a Cataluña a una situación crítica. Con CiU, no se mostró tan radical, aunque puntualizó que su participación en un nuevo ejecutivo tendría por objetivo «limitar» sus aspiraciones independentistas.

El PP recuerda que todos los partidos catalanes han estado en el Gobierno y que éste es el momento de que los populares puedan poner en práctica sus propuestas, siempre que la aritmética electoral lo permite. «Ha llegado el momento de formar parte del próximo gobierno en Cataluña», sentenció Sánchez Camacho porque «somos los únicos que vamos a limitar el poder del nacionalismo». En definitiva, la líder popular catalana quiere jugar el papel del PP vasco, pero desde dentro del Gobierno de Cataluña.

En cuando a las expectativas de la UPyD y de Ciutadans, dijo que ambas son formaciones «de izquierda» con las que las únicas coincidencias se dan en «la defensa de la lengua y de la libertad». Además, insistió en que ninguna de ellas puede garantizar a los ciudadanos una capacidad de influencia suficiente tras las elecciones como para condicionar el futuro Gobierno de Cataluña.