Porta seguirá atrapado al menos un año más en Honduras a la espera de un nuevo juicio
El chipionero, acusado de participar en los disturbios del golpe de estado, lleva casi un año libre con cargos y no ha logrado la amnistía del actual gobierno
CHIPIONA.Actualizado:Nada menos que un año más tendrá que esperar Antonio Porta en Honduras para que la justicia lo declare inocente y pueda regresar a Chipiona. Esto, en el mejor de los casos. Porque en el peor, el chipionero acusado de participar en los disturbios del golpe de estado, podría ser condenado y encarcelado de nuevo. Su familia, desesperada, ha enviado cartas a la Reina Doña Sofía y al Ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos. Ambos han respondido que harán todo lo posible para ayudar a Antonio que contra todo pronóstico, no se ha beneficiado de la amnistía como casi todos los presos políticos.
El próximo 17 de septiembre hará un año que Porta está atrapado en un callejón sin salida. Viajó a Tegucigalpa para conocer personalmente a la que hoy es su mujer, María Antolina García. Ambos, que habían establecido contacto por Internet, esperan su primer hijo para dentro de tres meses y el chipionero tenía la esperanza de que naciera en España. Pero lejos de solucionarse, sus problemas con la ley no han hecho más que empeorar.
Un mes en la cárcel
Pocos días después de su aterrizaje, Porta se vio envuelto en unos altercados frente a la embajada brasileña, donde estaba refugiado el presidente depuesto Zelaya, tras el golpe de Micheletti. Después de su detención por la Policía, fue sometido a un juicio rápido e ingresó en prisión. Un mes después fue puesto en libertad con cargos. Pero de poco le sirvió la amnistía decretada por el nuevo parlamento hondureño tras la elección del nuevo presidente, Porfirio Lobo. El hecho es que acude cada lunes a firmar en los juzgados y que aún no tiene permiso para salir del país.
Tras el asesinato de su abogado Marco Tulio Amaya, a manos de una banda de sicarios, la esposa de éste asumió su defensa. «Pero ni siquiera llegó a conocerla. Ahora la embajada española le ha puesto un abogado». Josefa Suárez, madre de Porta, narró el inesperado y nefasto giro que ha dado la situación de su hijo. «Si querían castigarlo, ya lo han castigado. ¿Un año no es suficiente?». Tras varios meses a la espera de que le retiraran los cargos, el destino le ha vuelto a jugar una mala pasada y ahora ni siquiera ve la luz al final del túnel.
Josefa, que vive su particular calvario desde la distancia se mostró convencida de que los problemas de su hijo se solucionarían si contara con solvencia económica. «Allí todo funciona con dinero. Pero ni él ni yo tenemos. Cada mes le envío los 400 euros de su pensión, lo que le queda después de pagar los gastos de su casa de Chipiona». Porta tiene una discapacidad que le impide trabajar. «Eso también lo saben la Reina y Moratinos, pero no nos queda otra salida que esperar». Josefa explicó que las dos misivas enviadas a Exteriores y al Palacio de la Zarzuela han tenido respuesta. «Moratinos me dice que la situación en ese país es complicada, pero que están haciendo todo lo posible. Y en la carta de la Reina, dice que informará al Ministerio sobre el problema de mi hijo. Yo es que no se qué más puedo hacer».
Impotencia
Josefa Suárez, viuda desde hace varios años, y los seis hermanos de Porta, han barajado la posibilidad de viajar a Madrid. «Tendríamos que juntar los ahorros de todos. Y después pensamos, ¿para qué vamos a ir a protestar? ¿Vamos a conseguir algo?».
Según la madre de Porta, el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento chipionero, José Luis García, también ha viajado a Madrid para exponer la situación desesperada de Antonio e intentar obtener una reacción por parte de las autoridades competentes. «Pero de momento, no hay nada».
Mientras tanto, y a pesar de que la situación política en el país se regularizó con la elección del nuevo presidente, el ambiente en Honduras sigue enrarecido por la crisis de gobierno. En lo que va de año se han perdido 50.000 empleos y más de 60 personas fallecieron de dengue por las deficiencias del sistema sanitario. Y la violencia de las bandas callejeras azota un país en que el respeto por la libertad de expresión brilla por su ausencia.