Nicolas Sarkozy, racista
Actualizado:De lo más bajo, de lo más hipócrita, de lo más envenenado, acosador, sucio, rastrero, dictador, falso. Nicolas Sarkozy, cumbre de la infamia, surcador de palabras con espinas, serpiente ansiosa de presas débiles y heridas. ¡Hasta cuándo este mundo de dictadores y abusadores! ¿Por qué aguantamos sus frías manos de hierro? Ellos. políticos, aduladores de sí mismos, que viven del dinero del pueblo, orgullosos de su elevada inmoralidad. Tú, Sarkozy, nefasto engendro del demonio más burlesco; tú, que te paseas con esa modelo a la que prohíbes llevar tacones para no quedar en ridículo por tu corta estatura no sólo física sino, más aún, mental. Tú, digno sucesor de los dictadores más vergonzantes de nuestra castigada Europa. Tú, carente de sensibilidad y respeto, que arremetes cual perro rabioso contra los inválidos. A ti te deseo que recojas todo lo que siembras, que padezcas todo el sufrimiento que duramente infringes, y que soportes la indigna vergüenza que procuras con tu dedo. Tú, que en pleno siglo XXI echas de tu país (que no es tuyo) a los gitanos, cual peste enfermiza.
Los gitanos. qué fácil culparles de la delincuencia, de la droga, de los hurtos. Los gitanos. incultos, sucios, pobres, desdichados. Qué sencillo resulta marginarlos. Alguien que no sea Sarkozy debería entender que los gitanos necesitamos ayuda, comprensión y respeto. Y, con ellos, atajar los problemas que son ciertos. Alguien que no sea Sarkozy entenderá que el gitano nunca es el mafioso millonario que vive en mansiones de droga, sino el desdichado títere que la vende.
Gitanos, miren ustedes, existen buenos y malos, tolerantes e irrespetuosos, pero no somos los gitanos los grandes magnates de las mafias, ni asesinos que ponen bombas, ni traficantes de prostitución. Somos personas cuyo solo pecado es ser nómadas y errantes, y no seguir las leyes políticas, y sí las de la naturaleza libre.