El Juli y Juan Bautista firman una fiesta de las de época en Arlés
Ambos diestros se llevaron cinco orejas y Daniel Ruiz ofreció una notable corrida en la Feria del Arroz
ARLÉS (FRANCIA).Actualizado:La pintora norteamericana Ena Swansea convirtió para la ocasión el ruedo de Arlés como por arte de magia en un friso de pinturas rupestres a modo de alfombra azul y negra. Con sólo un protagonista: el toro. Cien toros de idéntico perfil pero distintos tamaños, geométricamente emparejados. Un alarde de imaginación tan deslumbrante como el día en la segunda de la Feria del Arroz.
Y la corrida, que vivió contagiada de la euforia, porque sirvieron los seis toros de Daniel Ruiz, que igual que los cien salidos del numen de Ena Swansea fueron parejos. El Juli se pegó una fiesta más, pero distinta, porque le hizo a cada uno de los tres toros que mató lo que convino hacer y no otra cosa que estuviera de antemano prevista.
De manera que las tres faenas enteras -desde la salida por el toril hasta el mismo arrastre- fueron la manera misma de pensar y hacer de El Juli: discurrir, ponerse, estar, colocarse, cambiar de velocidad y manos, gobernar con el pulso que soportó cada uno de los tres toros. Redonda la faena del tercero, que fue uno de los dos mejores del envío; poderosa la del primero, que pegó muchos cabezazos; de «¡Ríndete, fiera!» la del quinto, que quiso lo mínimo pero se acabó rindiendo.
Inagotable Juli
Sin puntilla los tres toros, que rodaron como peonzas. Inagotable Julián, aclamado por niños y mayores, tratado en Arles como un dios romano. Y enseguida Juan Bautista, valiente, templado, sereno, centrado, refinado, seguro: ameno con el capote, buen lidiador, suave al torear con pureza por las dos manos, bravo al atacar con la espada. Coprotagonista casi a la par de El Juli de un espectáculo que, a pesar de durar tres horas, se pasó como un sueño sin sentir. Salvo que el menor de los Manzanares, animado a debutar en el templo de los caballistas de la Camarga, se encontró con un toro muy incómodo para hacer las cosas bien del todo. La gente salió toreando. Fue muy bonito de ver y sentir.