DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOS

Se trata de un suceso más, uno de los muchos que pueblan las páginas de actualidadLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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Desafortunadamente, nos hemos acostumbrado hace ya mucho tiempo a ver, escuchar y leer noticias terribles, de gran crudeza, sin casi mover un músculo de la cara. Las imágenes más desgarradoras nos aliñan cada día la hora de la comida, sazonadas desde el telediario de turno entre guerras, asesinatos y matanzas. Nos paramos 30 segundos en un titular de prensa, oímos pasar la noticia en el informativo de la radio y, qué le vamos a hacer, nuestra vida continúa. El hiperrealismo de las noticias diarias no ha hecho más que blindar nuestra sensibilidad, ponernos una coraza cada vez más difícil de traspasar, pese a que, en ocasiones la realidad y otras veces un cierto amarillismo barato, se superan por minutos. El viernes Canal Sur Radio adelantaba en sus informativos un suceso ocurrido en Jerez días atrás. Dos individuos asaltaron a plena luz del día el domicilio de un hombre de 75 años que vive solo.

Le clavaron un arma blanca en el pecho, le dieron una paliza de muerte, lo amordazaron y lo metieron debajo de una cama. Buscaban, probablemente tras confundir la casa, una caja fuerte que no existía, y, finalmente, se llevaron unos 800 euros y algunas joyas que encontraron por las habitaciones. Dejaron al anciano, malherido y presa del pánico, debajo de la cama, pero éste exprimió las pocas fuerzas que le quedaban, logró despegar el esparadrapo que le cubría la boca y, a gritos, alertó a sus vecinos que, horas después, terminaron rescatándolo. La Policía ha logrado ya detener a uno de los malnacidos que asaltaron la casa; el otro ha sido identificado y se encuentra en busca y captura. Aparentemente, se trata de un suceso más, uno de los muchos que pueblan las páginas de actualidad diarias. Por mi profesión y mi tarea en Canal Sur tuve que ser el encargado de ponerme en contacto con la víctima de este asalto para contrastar los datos que nos habían llegado a la redacción. Me respondió al teléfono la voz temerosa de un hombre todavía en estado de shock por la terrible experiencia vivida. Su relato, su impresión, su pena. me pusieron los vellos de punta, me revolvieron las tripas ante una canallada de tal calibre.

Estaba hablando con un hombre asustado, traumatizado y consciente de haber salvado la vida por un guiño del destino o no se sabe qué. Desde el viernes la noticia que más deseo dar es la detención del segundo asaltante y el ingreso en la cárcel de unos delincuentes crueles, inhumanos y cobardes que volcaron toda su fuerza y bestialidad sobre un hombre de 75 años, solo y acorralado. Detrás de los titulares, de un teletipo o de una foto; detrás de muchas de las noticias que ya no llegan a conmovernos hay historias que pueden ser verdaderamente crudas o extraordinariamente bellas, pero que al final del día han pasado inadvertidas tanto para los medios de comunicación como para los oyentes, lectores o televidentes. Y se eleva a la categoría de noticia asuntos que poco o nada tienen que ver con el día a día de la gente. Supongo que seguirá siendo así en el futuro, que así es como funciona todo esto, pero es una reflexión en voz alta que me apetecía hacer hoy.

Espero que la Justicia responda como lo está haciendo la Policía, que el sistema funcione y sepa curar las heridas de este buen hombre. En apenas dos meses, por cierto, el 22 de noviembre se cumplirán quince años de uno de los crímenes más salvajes y lamentables que han tenido lugar en Jerez, el archiconocido asesinato de Juan Holgado en la gasolinera de Martín Ferrador. Desgraciadamente, los que mataron al joven -fueran o no los cuatro que se sentaron en el banquillo de los acusados en dos ocasiones- siguen en la calle, y se aprovecharon de errores puntuales de la investigación, y de las rendijas que en ocasiones aparecen en el sistema. Me da la sensación de que pasado tanto tiempo, quince años ya, poco se puede hacer por resarcir a una familia hecha añicos y por dar carta de naturaleza al lema que siempre ha encabezado este caso tan triste: Justicia para Juan Holgado.