TAL DÍA HIZO NUEVE AÑOS
Actualizado: GuardarNo nos podemos engañar hasta el punto de que nos parezca ayer aquel 11 de septiembre. Nos parece lo que es: que sucedió hace nueve años. Aunque el tiempo no sea únicamente distancia, sino sentimiento, su terca costumbre de sucederse a sí mismo nos obliga a graduar los acontecimientos. Acaso ninguno más influyente que el derrumbamiento de las torres gemelas, cuando las que despreciaron al aire, a su gran pesadumbre o a su gran orgullo, se rindieron. Al evocar aquel terrible 11 de septiembre Obama ha pedido «tolerancia religiosa». La verdad es que es mucho pedir.
De todas las formas de aceptación o de respeto a quienes profesan convicciones distintas, la religiosa es la más difícil de practicar. Quienes están persuadidos, por un párroco o por un imán, de su supervivencia después de la muerte, se siguen llevando mal en vida. Unos creen que se van a sentar a la diestra de Dios Padre, donde debe de haber 'overbooking', ya que hay cristianos excelentes, y otros esperan que los reciban las huríes del Profeta, que son guapísimas, para premiar su buena conducta terrestre. ¿Por qué no habrá entradas para los que han hecho méritos suficientes para ambas cosas? Quizá ha existido siempre la reventa de localidades en el Paraíso. Obama le está pidiendo a Occidente que comprenda que no está en guerra con el Islam, sino contra los terroristas. «El Islam, que fue espadas que desolaron el poniente y la aurora», fue también el lenguaje del álgebra y de la arena, las albercas con tortugas y el lento vino rojo de los sufíes. De pronto, surge un clérigo bruto, que predica quemar la cadenciosa prosa alcoránica. Nos puede meter a unos y otros en un lío, que no solo sería enorme, sino que probablemente sería el último. Todo se reanudó un tal día como hoy, hace nueve años, pero estamos jugando con fuego.