Cartas

Sin munición

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El anuncio de ETA de que no va a seguir asesinando, muy lejos de afirmar el compromiso demandado por la inmensa mayoría de la sociedad de un alto el fuego permanente y verificable, es un insulto y provocación a los ciudadanos, a los representantes políticos, al Estado de Derecho exigiendo negociación y especialmente a los extorsionados, amenazados y a las víctimas. Insulto y provocación porque incluso aunque se hubieran comprometido a una tregua permanente y definitiva, no se puede, no es posible negociar nada con terroristas que ni han tenido ni tienen razón o justificación alguna para poner condiciones al cese de sus acciones terroristas. Evidentemente, ETA agoniza y en la actualidad, lo que los etarras pretenden es entrar en las instituciones y justificar su larga y deplorable historia de coacción, de terror y de asesinatos. Los etarras, nuevamente con engaños, buscan que aceptemos sus imposturas y justificar su historial asesino, pero llegan demasiado tarde. Lo que pretenden ahora es enterrar la indignidad de sus acciones y el sufrimiento causado, pero nunca podrán eludir el juicio histórico y la condena sin paliativos que merece su trayectoria. Los etarras, con su nueva 'oferta', aplazan las amenazas de persecución y muerte y siguen con las pistolas debajo de la mesa, pero no les queda más que entregarlas y entregarse, porque se han quedado sin reclutas, con sus 'vergüenzas' al aire y sin munición.