Sobra el copiloto
El presidente de Ryanair sugiere que se prescinda de los pilotos auxiliares en viajes cortos para ahorrar costes
Actualizado:Imagine que en pleno vuelo, piloto, copiloto y media tripulación desfallece por una indigestión del almuerzo servido, sin intención alguna de despertar para solucionar la que se viene encima. Alguien pregunta: «¿Hay algún piloto en el avión?», y una tímida mano se alza entre decenas de aspavientos paranoides, pero resulta ser un ex aviador de caza con un trauma psicológico que le impide vencer su miedo a volar.
Sí, se trata de la trama central de 'Aterriza como puedas', quintaesencia de las comedias de los 80, protagonizada por el hilarante y octogenario Leslie Nielsen y que a más de uno le vendrá a la cabeza al descubrir la última ocurrencia del magnate Michael O'Leary, consejero delegado de Ryanair, para reducir costes y, de paso, lanzarse a una provocativa campaña publicitaria que puede volverse en su contra si los pasajeros creen que la compañía juega con su seguridad.
No es que el excéntrico irlandés pretenda recortar gastos ofreciendo comida basura o rebajando las raciones, aunque tiempo al tiempo. Lo que se le ha ocurrido a O'Leary, uno de los hombres más ricos de su país, es prescindir de los copilotos en los vuelos de corta distancia. Su curiosa medida se ha convertido en un nuevo bombazo, otro más que añadir a una larga lista que pasa por cobrar a la hora de elegir asiento, imponer un cargo extra a las personas corpulentas que decidan acomodarse en dos butacas, un intento de cobro por usar el baño e, incluso, revolucionar el sector al anunciar su pretensión de hacer viajar de pie para ahorrar costes.
Sólo un infarto
La mayoría de sus ingeniosas ideas no han prosperado y se han quedado en simples chistes. Ahora, O'Leary aduce que los copilotos no son necesarios en los aviones modernos porque «el ordenador se encarga ya prácticamente de todo». Es más, su olfato para los negocios le avala. «Con la supresión, las aerolíneas se ahorrarían una fortuna». Al parecer, el empresario ha hecho todo un análisis de campo para sostener su iniciativa.
«En 25 años, y tras unos diez millones de vuelos, sólo uno de nuestros pilotos sufrió un ataque cardíaco y consiguió aterrizar el avión», se jacta. En caso de que en un fatídico viaje le toque un comandante incapaz de desarrollar sus funciones correctamente por un infarto, no se alarme, porque O'Leary estima que el resto de la tripulación tendrá a bien hacerse con los mandos y tomar tierra como puedan. Los expertos en aviación consultados consideran que la propuesta es una simple maniobra para menospreciar a los copilotos y salir en los medios.
Y es que, para el irlandés, la única tarea que desempeñan es «asegurarse de que el comandante no se quede dormido y se dé con la cabeza en los paneles de control». Si las intenciones del empresario se cumplen, unos cuantos aterrizarán en la cola del Inem.