SÍNTOMAS
Actualizado: GuardarSi observamos detenidamente los comentarios de los aficionados y si prestamos especial atención al entusiasta tono con el que se formulan, podemos advertir que, aunque todavía débiles, se está produciendo un esperanzador cambio de actitudes. Ya sé que aún no se nota en las gradas, pero las conversaciones que escuchamos en la calle, en los bares e, incluso, en las tertulias radiofónicas ponen de manifiesto que aquella amarga decepción que generó el descenso se está diluyendo de manera sensible. Si todavía es escaso el número de los que confiesan abiertamente su reconciliación plena con el Club amarillo, sí es algo mayor la cantidad de los que, esperanzados, anuncian el regreso al Estadio cuando obtengan una confirmación de la solidez de este nuevo proyecto. Unos hacen depender la vuelta, del resultado del partido contra el Real Murcia, y otros prefieren esperar algo más y se fijan el plazo de, al menos, diez jornadas. En mi opinión, el dato más positivo ha sido la alegría que están proporcionando los jóvenes canteranos tanto cuando juegan con el primer equipo como cuando lo hacen con el Cádiz B. Son muchos lo aficionados que, como por ejemplo, el documentado Manolo Rodríguez, hace tiempo que defienden la tesis de que la solución deportiva y económica del Cádiz esta en la cantera. Algunos están convencidos de que estamos a punto de disfrutar de otra partida de jóvenes y prometedoras figuras. Los miembros del equipo técnico están demostrando que son plenamente conscientes de que, para que los proyectos sean consistentes, es necesario que se asienten sobre unas bases sólidas y, sobre todo, que se elaboren los diseños con la mirada puesta en el futuro. Lo mismo que ocurre en la economía familiar y en la política social, la mejor inversión es la que se dedica a la formación de los futuros profesionales. El dinero que se gasta en la enseñanza y en la formación es, a la larga, el más rentable.