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Tévez le rebaña el balón a Reina en la jugada del partido. :: AP PHOTO
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El apache arranca las pieles rojas

Argentina salió a por todas desde el principio y aprovechó los errores de una defensa inédita para sentenciar antes del descanso Tévez, Higuaín y Messi fulminan a la campeona del mundo en sólo media hora

LA VOZ
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Era de día, pero el Monumental brilló con todas sus estrellas. Las de España, las que lucen en su pecho, y todas las que se apoyan en los tacos sobre el césped. También, una que refulge junto a sus compañeros, cuando se alía con ellos en el Barcelona y también cuando se los encuentra delante con la zamarra cambiada.

El in¿discutible? Leo Messi pronto se reconcilió con los suyos, que olvidaron a Maradona para vibrar con sus chicos. Y el disfrute para la albiceleste llegaba de inicio gracias a la velocidad y el tobillo mágico de 'la pulga', que superaba con maestría a Reina. El genio azulgrana rompía a los pocos minutos un encuentro sin dueño, que enseguida se ponía aún más cuesta arriba con el segundo de los sudamericanos, obra de otro gran conocido, el 'pipita' Higuaín.

Casi sin darse cuenta, el Rey del Mundo y Príncipe de Asturias se encontraba con una clara desventaja. Los movimientos de Del Bosque debilitaron a 'La Roja', especialmente por la fragilidad defensiva del combinado español. La entrada de Arbeloa, Monreal, Marchena y Reina fue demasiado y dos errores en la salida del fuera de juego le costaron esos dos sopapos.

Al cuarto de hora despertó España. Entendió que para contrarrestar la motivación argentina resultaba necesario subir la intensidad y reducir al mínimo las pifias. Iniesta tomaba el mando ante la ausencia de Xavi, y el balón comenzaba a ser propiedad exclusiva de la 'Roja'. Llegaban las triangulaciones, y Villa advertía del cambio con un disparo lejano que se estrellaba en la madera.

Las sensaciones mejoraban. Hasta la gran cantada de Reina, que esta vez no necesitaba micrófono para erigirse en protagonista. En una cómoda cesión de Arbeloa, el meta se resbalaba al intentar el regate y Tévez aprovechaba la caída para remachar a la red.

No era el día de España. Lo reflejaba nuevamente Villa con otro disparo a la madera, esta vez de falta. Una última ocasión antes de marcharse al descanso cariacontecidos, conscientes de que el castigo era demasiado severo para los méritos contraídos por el adversario.

Del Bosque parecía ser el único que se tomaba el duelo como un amistoso. En la ducha, cambiaba el tridente ofensivo (Villa-Silva-Iniesta), lo poco salvable del primer asalto, e introducía a Navas, Villa y Llorente. Pese a los cambios, los pupilos del salmantino seguían acaparando el balón en los primeros compases de la segunda mitad. El gigantón del Athletic mandaba su testarazo fuera por muy poco.

España se había debilitado con los cambios, y Argentina comenzaba a dormir el partido, llevando el ritmo lento y cansino que le interesaba. Los campeones del mundo llevaban el peligro en jugadas aisladas y con disparos lejanos que cada vez se lanzaban con menos fe.

La entrada de Xavi otorgaba algo más de profundidad al juego de 'La Roja', y el de Terrassa le cedía a Jesús Navas una de las últimas oportunidades para recortar distancias. Pero el palaciego no encontraba portería.

Más cerca lo tenía Cazorla, pero el asturiano confirmaba el infortunio. Otro balón a la madera. El larguero repelía cualquier última esperanza. Era misión imposible. Tres goles para Argentina, tres postes para España. El gol postrero de Llorente llegaba muy tarde. La victoria albiceleste, fraguada en sólo media hora, era justa pero demasiado abultada. Injusta. El Monumental se relamía las heridas del último Mundial, mientras que 'La Roja' perdía ese halo de imbatibilidad justo cuando podía: en un amistoso. Porque al final era eso, un amistoso.