«Vamos a seguir viviendo igual»
Los ediles no entienden otro anuncio que no sea el del abandono definitivo de las armas
BILBAO. Actualizado: GuardarPara quienes viven bajo la sombra permanente de un escolta, con la amenaza de ser objetivo de la banda terrorista por el hecho de ser concejal, el alto el fuego anunciado ayer por ETA no les ha aliviado. Les suena «a más de lo mismo» y no entienden otro anuncio que no sea el del abandono definitivo de las armas. Los ediles vascos que han sufrido durante años el acoso diario de los radicales han recibido la noticia con mucha «cautela», pero también con «escepticismo». Los hay que hablan directamente de un «comunicado trampa» y ven en el anuncio «una forma de ganar tiempo para que las formaciones ilegalizadas se puedan presentar a las próximas elecciones municipales». Otros, los menos, reciben la «buena noticia» con la esperanza de que «no se cometan errores del pasado». Concejales del Partido Popular y el PNV amenazados por la banda terrorista cuentan cómo han recibido el alto el fuego. Los ediles del PSE no pudieron hacer declaraciones por orden de la Ejecutiva socialista.
Leticia Comerón se metió en política porque vio que en la Universidad -estudió Ciencias Políticas en el campus de Leioa de la UPV- «faltaba libertad». Paradojas de la vida, ahora recorre las calles de Vitoria, donde es concejal del PP, acompañada por un escolta por defender esa libertad que anhelaba en la facultad. A sus 27 años, está amenazada por la banada terrorista y no piensa renunciar a la protección «por un comunicado como el de ayer». Leticia, la primera mujer que preside Nuevas Generaciones en el País Vasco, recibió la noticia del alto el fuego con «mucho escepticismo», como la mayoría de sus compañeros de formación. «Una vez más, lo han hecho con la misma chulería y amenazas implícitas de siempre. Para mí no va a cambiar nada, porque no me puedo fiar de unos asesinos que ya nos han engañado en más ocasiones».
El alcalde de Ondarroa, el peneuvista Félix Arambarri, se enteró de que ETA había decretado un alto al fuego porque un compañero de partido le envió un mensaje al móvil. Estaba fuera del pueblo. Una localidad en la que la presión radical contra su persona le ha obligado a recurrir a la incómoda presencia de un escolta desde que accedió al cargo. «Uno nunca se acostumbra a lo malo. No tanto por mi persona como por la familia que está detrás y que lo sufre mucho», se sincera.
Arambarri confía en que el comunicado emitido ayer sirva para que ETA deje las armas definitivamente, «que es lo que queremos todos». «Creo que es una buena noticia, pero habrá que verificarla en los próximos días», señaló tras reconocer que se debe imponer la «cautela» para no adelantar acontecimientos. Cuando la banda terrorista perpetró un atentado contra la sede de la Ertzaintza en la localidad de la que es alcalde, Félix reconoció que tenía miedo, pero que no se iba a echar atrás. Y no lo ha hecho. «Es duro porque es un municipio muy complicado, pero no queda otra», admite.
Lleva escolta desde los 20 años. Para Carlos García, concejal del PP en Bilbao, saberse objetivo de la organización terrorista no es nuevo. Ni siquiera el anuncio de tregua anunciado ayer por ETA le ha aliviado. «Es que ya no me lo creo. Hace tiempo que todas mis ilusiones se han visto defraudadas. He vivido dos rupturas de tregua y el comunicado me parece más de lo mismo», lamenta. A sus 32 años, García asegura que no va a renunciar a las medidas de seguridad hasta que la banda entregue las armas. Y hasta que eso pase, el concejal popular no piensa bajar la guardia. «Además de los atentados a los que evidentemente todos estamos expuestos, hay mucho radical por la calle que te la puede liar en un momento», denuncia.
Carlos se muestra escéptico. «Me da toda la sensación de que es una maniobra para presentarse a las próximas elecciones». Así que el concejal continuará con su rutina habitual. El «sueño» de poder pasearse por las calles de Bilbao sin que los escoltas reproduzcan todos y cada uno de sus pasos tendrá que esperar.