EL MÁS ACÁ Y OTRAS DEUDAS
Actualizado:Siempre hay cosas que nos distraen mientras estamos vivos y no está mal ocuparse de las primarias antes de ponernos cavilosos de postrimerías. El emergente Gómez, que le cayó como un rayo al sanedrín de Ferraz, le está cayendo muy bien a la gran mayoría de los españoles. Ahí es nada, negarse a decir «gracias boana». Ahora ha alertado sobre lo que él llama «pucherazo» y hay que hacerle caso, ya que ha sido cocinera antes de querer ser padre prior de la Comunidad de Madrid. Estábamos en éstas y otras minucias cuando el astrofísico Stephen Hawking, ya saben, el científico plegable, ha excluido a Dios como creador del Universo. No hay que precipitarse: quizá su intención sea hacer compatible dos cosas difícilmente conciliables, como la ciencia y la religión, pero tampoco hay que descartar que pretenda exculpar al llamado Sumo Hacedor de inventar este desastre.
Stephen Hawking le echa la culpa a la gravedad, que es una ley que nunca ha necesitado mayoría parlamentaria. En su docta opinión el mundo pudo crearse por sí mismo y el Big Bang, que fue según dicen la traca inicial de los terribles festejos, se debió a causas meramente físicas. Cualquiera sabe, pero lo cierto es que con sus declaraciones ha formado la de Dios. Los poetas buenos le llaman así a un enigma que nos sobrepasa, no a un alguien que se peina con la raya en medio y se dispone a juzgarnos uno a uno. No deja de ser asombroso que nos resistamos a creer a partir de la Nada, o sea, que alguien alzó su mano derecha y dijo eso de «hágase la Nada» para comprobar inmediatamente que «la Nada quedó hecha».
Habría que ocuparse del más acá, mientras salimos de dudas. No sabemos ni donde vamos, ni de dónde venimos, ni que hay esta noche para cenar, ni porque hay tanta gente que no almuerza. Hay cosas que nos las entiende ni Dios. Que Él nos ayude.