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El Santísimo Cristo de la Defensión tiene rango de Capitán General con mando en plaza, privilegio concedido en 1960 gracias a la solicitud de la hermandad y de los padres capuchinos. :: ESTEBAN
Jerez

La Defensión, Capitán General con mando en plaza

La hermandad capuchina solicita el título de castrense al actual arzobispo, Juan del Río

JOSÉ VEGAZOwww.blogs.lavozdigital.es/pepevegazo
JEREZ.Actualizado:

Falta una simple firma, pero no una cualquiera. Cuando el Ministerio de Defensa, a petición del Arzobispo Castrense, Juan del Río, rubrique la misiva, la hermandad de la Defensión podrá considerarse castrense a todos los efectos. Falta una simple firma, por tanto, pero qué firma... Los trámites para conseguir el título de castrense han obligado a la corporación a moverse en los más altos niveles, unas esferas en la que la cofradía de Capuchinos ha demostrado fehacientemente moverse con solvencia.

No en vano, cuando la hermandad celebraba el cincuentenario fundacional de la cofradía, llegaron peticiones y agradecimientos desde la misma Casa Real española, y para esta ocasión la hermandad ha tenido que ser fiel a su propia historia y documentar de manera concreta la relación de la corporación con el estamento militar.

La cofradía tenía el deseo de dejar plasmado en el título de la hermandad su relación con el mundo militar, probada desde el mismo nacimiento de la corporación. Por ello pidió permiso al Obispado asidonense para dirigirse al Arzobispado Castrense, y en concreto a su máximo representante, el anterior obispo de Jerez y actual arzobispo, Juan del Río Martín, con quien la hermandad mantiene estrechos lazos desde la marcha del onubense a Madrid. Según ha confirmado a LA VOZ el secretario de la hermandad de la Defensión, Abraham Hernández Parra, «la petición, la solicitud de castrense para nuestra cofradía se mandó al arzobispado en Madrid a primeros del mes de julio. Nos ha confirmado que la tiene en su mesa el secretario canciller del arzobispado para despachar con el arzobispo en breve, y esperamos por tanto una pronta y satisfactoria respuesta».

El dossier informativo

Sin duda, la presencia de Juan del Río, perfecto conocedor de la Hermandad de la Defensión, al frente del arzobispado servirá para agilizar unos trámites que, aún así, se han documentado hasta la extenuación por parte de la cofradía, gracias a un completo dossier que recoge la historia no sólo de la hermandad, sino del Cristo de la Defensión, la obra cumbre de Esteve y Bonet que llegó a Jerez en 1795. Son 65 páginas ilustradas con fotos sacadas del archivo y de la hemeroteca municipal, donde se prueba la estrecha vinculación que la cofradía ha tenido y tiene con el estamento militar, desde sus orígenes hasta su presente más inmediato.

El completo dossier comienza con una semblanza histórica de cómo llegó el Cristo de la Defensión a Jerez, y de su traslado desde el convento de la Cartuja hasta el convento de Capuchinos. Y es ahí, en su misma génesis, donde los primeros lazos comenzaron a tejerse, ya que según este informe la procesión de traslado a Capuchinos se inició con un estandarte y dos faroles, a los que seguían los niños de la escuela de la Cartuja con su maestro y el capellán, con velas encendidas, y cantando las coplas de 'Jesús Amoroso'. Tras ellos el estandarte de la Cofradía del Rosario de los Montañeses con cuatro faroles, luego en dos grupos una multitud de hombres que esperaban en las puertas de la Cartuja la salida de esta nueva imagen de Cristo. Al Cristo de la Defensión le seguía la capilla de música de San Dionisio y la música del Regimiento de España, y detrás la comunidad capuchina cantando el 'Miserere', a quienes los músicos acompañaban en algunos versos.

Inmediatamente detrás iban los veinticuatro mozos con sus túnicas moradas, que llevaban al Santísimo Cristo de la Defensión, turnándose de ocho en ocho a lo largo de todo el camino. A ambos lados y detrás del Cristo iba la Compañía de Soldados Jóvenes con bayoneta calada, que parecían defender y guardar la Defensión del Señor y cerraba el cortejo una partida de justicia que mandó el corregidor, marqués de Torresblancas, para evitar cualquier desorden.

Probado este primer acercamiento, en el dossier se explica cómo la hermandad se ha esforzado a lo largo de su historia en mantener esta tradición militar, que tuvo su apogeo en la década de los ochenta cuanto varios destacamentos acompañaban al Cristo de la Defensión el Martes Santo.

Actualmente, y pese a la progresiva desvinculación del ejército y la religión, la hermandad mantiene viva su vocación castrense gracias a las misas de difuntos aplicadas por todos los militares caídos en acto de servicio, así como por la Misa de ofrenda del ejército que tiene lugar cada año en el convento de Capuchinos. Incluso en los últimos años, se ha dado de alta como hermano honorario al Cuerpo Nacional de Policía así como a la Guardia Civil. Todo, por una vocación castrense que nace en el mismo momento de su fundación, y que ahora solicitan de manera formal.