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Baloncesto

Bendito 'equipo B'

La aportación de la segunda unidad asciende a 29 puntos mientras que los suplentes griegos se quedan en 3; España activa a sus hombres de banquillo para llevar el partido a su terreno y recobrar crédito en el Mundial

J. M. CORTIZAS ENVIADO ESPECIAL
ESTAMBUL.Actualizado:

Quien tiene banquillo, tiene un tesoro. Y si le da para formar un equipo B, ni te cuento. Los recursos de los que había carecido España en Esmirna le condujeron ayer en Estambul a superar la primera final del Mundial. Grecia ya está camino de su cercano país con las orejas gachas y la certeza de contar con un enemigo infalible. Otro bofetón que le propina 'La Roja', el sexto desde Saitama. Es como para que se lo hagan mirar. Pese a la igualdad que presidió el partido, según avanzaba crecía la sensación de que los de Scariolo no serían los que tendrían que hacer el equipaje. Quienes defienden el título tienen margen de maniobra, capacidad para alterar cualquier situación adversa y, sobre todo, mucha materia prima con la que preparar un menú condenado al éxito.

¿Puede alguien esperar que tenga algo que decir un equipo cuyos hombres de banquillo aportan tres puntos en 40 minutos? No hace falta ni contestar a la pregunta. A Jonas Kazlauskas se le hizo de noche o fue él mismo quien se nubló fijándose solo en un flanco de su ejército. Desde luego, España había llegado con la lección tan aprendida que no temía ninguna pregunta del tribunal examinador. Fueron los exteriores helenos los primeros que le forzaron a mover ficha. Zisis, Spanoulis y Diamantidis conforman lo más parecido a una caja de bombas, a un nido de mambas negras con los colmillos dispuestos en posición de ataque permanente. Acumularon catorce puntos y cierta alegría moviéndose cerca de la pintura. Raúl, Llull y Mumbrú fueron la primera batería de castigo que recibieron.

Porque Scariolo ascendió a su equipo B consciente de que con el quinteto inicial, su cinco tipo (Rubio, Navarro, Rudy, Garbajosa, Gasol), tiende a atascarse con cierta asiduidad. Aunque no parecía ayer el día en que pudiera suceder, el italiano optó por la prevención. Si en la fase de grupos no había habido química, una reacción proporcional a la deseada cada vez que modificó los roles, ayer su medalla incluyó ricos bordados. Yendo y viniendo los dos conceptos de equipo que ha previsto, entrelazándose también, acabó por convertir a España en la dominadora.

Zisis era ya la única verja sin cerrar, pero con lo atrancada que estaba el resto de la fortaleza poco podía intentar Grecia. Bueno, intentarlo, todo, pero conseguirlo, iba a ser que no. Al descanso, la España B ganaba 2-15, un abuso. Mientras los campeones en título encontraban potencia, criterio y espasmos de brillantez en el banco, los griegos se hundían en su propia impotencia. Porque esto no es como el fútbol, donde juegan once y a lo sumo tres pueden apuntarse a la fiesta a entender del entrenador. Entre canastas el precio de la vida está carísimo. Como los minutos en España. Feliz problema de continuar así la progresión de los diez jugadores ayer utilizados (Claver y San Emeterio fueron animadores). Queda para la tertulia si hubiese sido efectivo el haber dado más alas al equipo especial o hacerle congeniar, como ocurrió, manteniendo de momento los galones en las hombreras de siempre. A Scariolo le salió redondo el planteamiento. Esa es la gran verdad.

Margen de maniobra

Bourousis cobraba su segunda falta en el último ataque del primer cuarto. Spanoulis, la tercera en el desenlace previo al descanso. Gestos, tics que hablan de las diferencias plasmadas. También en la concentración. Quedaba por verificar el margen de maniobra de los helenos. Parcial a su favor de 0-7 en la reanudación. De ni mirar al aro a vivir en un estado de gracia temporal con 4 de 6 desde la línea mágica. Otra vez el hermano pequeño del equipo A al rescate. Acierto, porque las diferencia se habían reducido a la mínima expresión.

Por el camino había quedado la contundencia con la que Gasol y Fran Vázquez habían tratado, sobre todo a Schortsanitis. Ricky figura aún ensombrecido por su propia magia, pero no deja de repartir el correo (seis asistencias). Navarro, dolorido él, se fue a los 22 puntos. Rudy, que parece cumplir su promesa de autocontrolarse, hizo una escabechina cobrando faltas y anotando lo que debía. Raúl, Llull y Mumbrú saben lo que deben aportar. Garbajosa, sin fallo en tiros de campo y clavando lejos de la diana a Fotsis. Nadie se queda atrás. Para nada.

Dos triples de Rudy por aquí, el regreso del equipo B por allá. Grecia que lo ve crudo y se encela con una suerte que cambió y le esquivó. Falló siete triples seguidos y hasta Diamantidis, esplendoroso en la puntería, se dejó dos libres sin convertir con su equipo ya precipitado al vacío. Números que invitan a pensar. El pulso entre suplentes, favorable a España por 29-3. Pero la reflexión también se queda en casa. 21 de los 29 rebotes capturados por 'La Roja' los propiciaron los ajenos al quinteto inicial.

De momento, descanso merecido y tiempo para preparar el siguiente peaje. El miércoles esperará Serbia.