RELAJACIÓN

Risto Vidakovik, para explicar el mal juego desarrollado por el equipo amarillo en el segundo tiempo del primer encuentro liguero de Segunda División B contra el Real Jaén, ha repetido el mismo concepto que empleó tras la derrota que el conjunto sufrió en el partido amistoso jugado en La Línea: «los jugadores se han relajado». Aunque, efectivamente, esta palabra sirve para describir ese visible descenso de fuerza física y de intensidad motivacional, no constituye un análisis riguroso de unos cambios de actitud que, aunque no son alarmantes, sí pueden ser significativos. Hemos de reconocer, por otro lado, que estar al comienzo de la temporada, sufrir un calor asfixiante o sentir cansancio tras el partido de la Copa del Rey disputado en Parla, son circunstancias que el equipo amarillo comparte con sus adversarios. En mi opinión, esta notable merma de empuje pone de manifiesto, al menos, unas carencias físicas, unas deficiencias técnicas o, lo que sería más grave, una escasez de estímulos. La fuerza física, la calidad técnica y las ganas de triunfar -que son los factores esenciales para participar con éxito en cualquier competición deportiva- resultan los recursos decisivos para alcanzar las metas ineludibles de esta temporada. Justificar la falta de tensión argumentando que el equipo contrario es de inferior categoría ya no vale cuando se juega contra otro conjunto que es un serio aspirante al ascenso. En estos momentos, para evitar que la afición se siga alejando del equipo cada día más, no hay más remedio que reaccionar ante el Alcalá este fin de semana y situarse cuanto antes en la cabeza de la clasificación. Son los jugadores quienes, conscientes de la delicada situación -deportiva y económica- por la que atraviesa el club amarillo, han de tomar la iniciativa para inyectar un aliento esperanzador a los seguidores: si ellos se relajan, nosotros nos dormiremos.