Editorial

Obama, Oriente Próximo y la paz

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En un mar de escepticismo hoy se reanuda el sedicente proceso de paz entre palestinos e israelíes, que, tras meses de tira y afloja, aceptaron reanudar «negociaciones directas». Tal proceso, que en varias fases, dura ya cerca de veinte años, estaba detenido, pero no caducado formalmente. Obama, quien ha invertido mucho tiempo y esfuerzos en reanimarlo, se apunta un primer tanto con la cita de Washington. Aunque inseparable del trabajo de los norteamericanos e incluso relacionable con su calendario legislativo (elección parlamentaria en noviembre) y poco arropado por la opinión, el intento merece un mínimo de solidaridad y, hasta nueva orden, no está prohibido creer que la paz es posible. Sus parámetros son conocidos: hay que crear un Estado palestino viable desde las fronteras de junio de 1967. Hay un misterio por resolver: los palestinos dejarán la negociación en el acto si se reanuda la construcción en Cisjordania y Jerusalén Este el 26 de septiembre, cuando expira la moratoria vigente. La lógica invita a pensar que hay alguna fórmula no pública para salvar el escollo porque los líderes no están para perder el tiempo con una comedia que termine en un fiasco. Tal es, a día de hoy, lo único interesante y prometedor de la negociación restaurada.