Méndez acusa al Gobierno de ser el «campeón de las derechas» europeas
Rechaza la vuelta al diálogo que le propone Zapatero y le exige rectificar su política económica porque con ella no se sale de la crisis
MADRID. Actualizado: GuardarLos sindicatos ya no aceptan expresiones de buena voluntad. El mensaje que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lanzó a las centrales desde Tokio, invitándoles a reemprender el diálogo social «al día siguiente» de la huelga general, fue rechazado en términos rotundos por el líder de UGT, Cándido Méndez. Lo que tiene que hacer el Ejecutivo, retó el dirigente del sindicato de inspiración socialista, es «rectificar su política» económica, porque con su actual sesgo «no se puede salir de la crisis».
Durante su gira por el Lejano Oriente, Zapatero defendió las reformas emprendidas, y en especial la del mercado laboral, con el argumento de que «los sacrificios de hoy son la puerta al bienestar del mañana». «Un gobierno responsable sabe que hay momentos en la historia de su país en los que debe adoptar decisiones, aunque sean difíciles y duras; lo he hecho y lo seguiré haciendo», defendió en un encuentro con periodistas nipones.
El presidente del Gobierno les explicó que su partido «está buscando el máximo consenso de las fuerzas políticas y sociales para que la reforma de las pensiones, que incluye la extensión progresiva de la vida laboral de los 65 a los 67 años, se pueda llevar a un proyecto de ley antes de que termine el ejercicio».
La respuesta llegó de inmediato. El secretario general de UGT, en lo que consideró «el primer día de la cuenta atrás» de la huelga general del 29 de septiembre, acudió a una asamblea de delegados del sector servicios, en la que reprochó con dureza al Gabinete socialista por aplicar una filosofía equivocada, que premia a los causantes de la recesión y penaliza a sus víctimas.
Lamentó la soledad de los sindicatos, de quienes dijo son los únicos que ahora defienden lo que apenas hace un año y medio proclamaban todas las instituciones, excepto el Banco de España y los banqueros: la necesidad de «acabar con el imperio de la avaricia y la tiranía del corto plazo y regular los mercados financieros que han provocado la hecatombe». En estos momentos, apuntó, después de que los Estados han usado el dinero de los contribuyentes para sanear las entidades financieras, ahora se pretende desregular el resto de los mercados, y en particular el laboral.
Políticos hundidos
Méndez acusó al Ejecutivo socialista de haberse convertido «en el campeón de las derechas» de los países europeos, cuando países como Estados Unidos y Japón han recomendado mantener las medidas de estímulo económico para no estrangular el incipiente crecimiento. Y elevó el tono de sus críticas al referirse a la actuación de los políticos: recordó a Zapatero cómo se ha hundido su valoración política, al tiempo que su oponente, el líder popular Mariano Rajoy «no sale del agujero».
Arremetió después el dirigente sindical contra los que pretenden aprovecharse de la crisis y desmontar el estado de bienestar, avanzando en la privatización de los servicios básicos para beneficiarse de ella, y aumentando el empleo precario. «Han decidido quitarle las plumas a la gallina de una a una, pero no lo van a conseguir», proclamó.
Pero, sobre todo, Méndez lanzó todos sus dardos contra la reforma laboral que está dando los últimos pasos de su tramitación parlamentaria y será sometida a votación final en el Congreso el próximo 9 de septiembre. Consideró que, con ella, aumentan las posibilidades de acelerar el «brutal proceso de sustitución» que ya se está dando en las empresas, donde trabajadores con condiciones «más o menos dignas» se están viendo reemplazados por otros «con escasas garantías laborales». «Planteamientos como estos -apostilló- condenan el presente, pero también el futuro de la sociedad española». Como conclusión, el líder de UGT aseguró que «la huelga general significará una expresión de rechazo muy rotunda y muy dura».