Lombán, que anotó de cabeza el segundo gol del Xerez, se estrena como goleador azulino y contribuye a conseguir la primera victoria de la temporada. :: JOMA
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Lavado de cara azulino

El Xerez ofrece una imagen mucho más aseadita en Tarragona y pasa a la siguiente ronda; Antoñito y Lombán, goleadores de la noche, dejan fuera de la Copa del Rey al Nástic y recuperan la moral perdida en Liga

ENVIADO ESPECIAL. TARRAGONA. Actualizado: Guardar
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No es que se quitaran todos los manchurrones de la ropa, pero lo cierto es que el Xerez Club Deportivo logró mostrar una imagen bastante más aseadita en Tarragona, ante un Nàstic que poco tiene que ver con el Cartagena que dio una lección de fútbol el domingo en Chapín. Se jugó al ritmo que quisieron los azulinos, lejos de la velocidad a la que se movió el balón en el primer partido de Liga, y así el sufrimiento fue mucho menor. Los de Javi López no querían prisas, optaron por la paciencia y firmaron un primer tiempo más que decente. Luego, en la segunda mitad, las urgencias de los catalanes multiplicaron la tensión y la velocidad del encuentro, pero lo cierto es que el Nàstic sólo se metió en el partido gracias a un dudoso penalti de Lombán que transformó Gerardo.

Quizás, lo que invita a la reflexión es que el lavado de cara llega sin revolución alguna en la alineación de salida. Es más, de inició llamó la atención el once de Javi López porque apenas hubo cambios respecto al titular que cayó contundentemente derrotado el pasado domingo. A buen seguro, el equipo que saltó de inicio al Nou Estadi estuvo condicionado por el baño que el Cartagena le pegó al Xerez en Chapín. Si los azulinos hubieran dejado otra imagen en el estreno de la competición, quizás el técnico catalán hubiera apostado por dar minutos a otros jugadores, pero después de que los cartageneros destaparan las muchas carencias del Deportivo, López continuó con la búsqueda de ese once tipo que haga funcionar a la máquina azulina.

De salida fueron dos los jugadores que pagaron los platos rotos del 1-4: Gerard y especialmente un Edu Moya que ni tan siquiera se vistió de corto y tuvo que ver el partido copero desde la grada -sí se colocó la azulina y jugó en el segundo tiempo Font y a buen nivel-. Tras estas medidas, Javi López apostó por un planteamiento teóricamente más ofensivo. Moreno retrasó su posición al centro de la defensa para tapar el hueco que dejaba su amigo Gerard y en la delantera entró Antoñito para dejar que Capi fuera el encargado de dar luz al juego de los azulinos en el centro del campo. En el lateral derecho y en la portería el cambió fue de cromos, pues Juan Redondo sustituyó a Edu Moya y Lledó tuvo su oportunidad en el puesto en el que jugó Chema. Quedará por ver si lo de la portería es una cuestión de repartir minutos o de dar oportunidades, pero lo que no se termina de entender es por qué viajó Chema para estar en la grada. Habrá que esperar y ver qué ocurre en Barcelona.

También será necesario tener un poco más de paciencia con un Xerez que en el Nou Estadi comenzó a mostrar otra cara, otra imagen, la de un equipo que poco tuvo que ver con aquel que vagó por Chapín a merced de un Cartagena que le pegó un tremendo repaso. Ante el Nàstic surgió un Deportivo que fue adquiriendo ritmo con el paso de los minutos, que se fue sacudiendo el dominio de los locales a medida que avanzaba el crono, pues también los catalanes solaparon a los azulinos en los primeros minutos. Miki y Álex Cruz fueron los primeros en probar la seguridad de un Lledó que salvó las primeras acciones sin problemas. El portero llegado del Castellón demostró tener un gran dominio del cuero con los pies y siempre quiso iniciar la jugada desde atrás buscando a los centrales. Pero a los zagueros les costaba llegar al centro del campo a pesar de que el Nàstic no terminaba de salir a presionarles. Aguantaban, tapaban y era suficiente para que la circulación de balón azulina fuera torpe. Capi no terminaba de aparecer en el centro del campo y al Xerez le costaba encontrar los espacios. Además, las bandas, con un grado de intensidad más elevado que en el partido de Liga tampoco aportaban grandes soluciones en ataque, pues esta vez sí estaban muy pendientes de las ayudas a los laterales.

Mario Bermejo encontró un boquete en la banda izquierda y trató de sacarle petróleo. A base de los centros, las diagonales y los disparos del cántabro el Xerez se fue entonado y metiendo en el partido. De hecho, el colegiado no le dio validez a un tanto de Barber -por presunto fuera de juego, aunque parece que el medio centro llegaba desde atrás en posición legal-, que hubiera colocado a los xerecistas por delante en el marcado.

A base de paciencia y de circular el esférico, no sin riesgo, por los tres cuartos traseros, los de Javi López fueron recuperando la moral que podían haber perdido tras el 1-4 del Cartagena. Uno de los que posiblemente se quitó un peso de encima después del mal partido del domingo fue Óscar Díaz. El interior no ofreció demasiado desborde en el uno contra uno, pero sí puso velocidad por su carril. De hecho, él fabricó el tanto que abrió el marcador con una rápida internada por la izquierda. Óscar se metió hasta la cocina para poner en bandeja, con un buen pase atrás, el gol a un Antoñito que sólo tuvo que empujarla.

Sentencia

El tanto llegó en el 36' y tres minutos después el Xerez sentenció la eliminatoria con otro gol que llegó de una falta lateral que Capi metió en el corazón del área chica. Allí peinó Lombán para matar al Nàstic y alimentar su mermada moral. Y es que los dos goles hicieron olvidar los teóricos problemas físicos de un Xerez que ahora tenía fuerzas para morder desde la salida de balón del Nàstic. Así se llegó al descanso.

La dinámica también ser prolongó en el arranque de la segunda mitad, en la que Óscar Díaz pudo resarcir totalmente sus penas de haber marcado el gol que Antoñito le puso en bandeja. Los papeles se intercambiaron y esta vez fue el sevillano el que asistió de manera precisa a Óscar, pero el interior diestro no logró superó a Mondragón.

Esa ocasión fallida no afectó sobre el dominio del partido de los xerecistas. Sí que lo hizo, y de qué manera el penalti -más que dudoso-, de Lombán a Morán. Gerardo transformó la pena máxima y metió nuevamente al Nàstic en un partido que tenía perdido. El empuje por tratar de empatar hizo crecer los kilómetros por hora del partido, pero no el acierto de unos tarraconenses que pudieron empatar con un disparo de Morán a falta de diez minutos para el final. Aquel balonazo al palo mató al Nàstic y dio alas al Xerez que controló los minutos finales para pasar de ronda y llegar al duelo contra el Barça B con la cara algo más limpia.