La violencia en los centros sanitarios se recrudece durante el verano
El Colegio Médico ha tramitado 29 casos de agresiones en lo que va de año, casi la mitad se produjeron entre julio y agosto
CÁDIZ.Actualizado:Resulta difícil valorar el nivel de violencia en los centros sanitarios. Los insultos y los gritos se han convertido en un 'gaje' más del trabajo y muchos profesionales optan por olvidar el episodio. Carmen Miranda, abogada del servicio jurídico del Colegio de Médicos, elabora una estadística paralela a la real en la que incluye todos los casos que llegan a sus oídos y que no son denunciados. Esa lista ocupa ya varias páginas. Ahí empieza el problema.
Hasta agosto han llegado a la oficina 29 agresiones a facultativos, casi las mismas que durante todo el año pasado. Lo más alarmante es que prácticamente la mitad de ellos se han producido en los meses de verano. «La cifra da miedo», insiste la letrada, que no es capaz de encontrar una razón concreta. Las vacaciones estivales siempre son una época sensible para que se produzcan situaciones de violencia, aunque eso no conlleve necesariamente un repunte en la estadística. En esta ocasión sí se han cumplido las previsiones y se ha detectado un aumento importante.
La mayoría suele concentrarse en los centros de salud, donde los profesionales están más expuestos. Lo que motiva esos ataques son las excesivas esperas, el negarse a recetar un determinado fármaco o dar un diagnóstico distinto al que piensa el paciente. Carmen Miranda explica que esas suelen ser las situaciones más recurrentes que describen los facultativos. Y considera que además de las carencias que pueda arrastrar el sistema, «hay también un problema de educación de los propios usuarios».
Alarma
A la hora de valorar los números es necesario tener en cuenta que esos 29 casos son los que gestiona el Colegio Médico, luego hay que sumar los de la asesoría jurídica del SAS y los de las federaciones sindicales. Se trata de un conflicto enquistado que no deja de agravarse año tras año. La abogada dice verse desbordada por la gran cantidad de denuncias. «Y lo de este verano ya ha sido fuera de lo normal», reconoce.
El asunto ha llegado a la directiva del Colegio. Ayer mismo el presidente, Miguel Morgado, insistía en la necesidad de mejorar los sistemas de seguridad. De manera que aprovechó para lanzar un mensaje: «Las cosas no se solucionan sólo con protocolos y timbres antipánico». El responsable de la institución colegial reconoce que los índices de violencia le preocupan. «Los números no mienten», insiste.
Desde que forma parte de la directiva, el doctor Morgado siempre ha sido muy crítico con la situación en la que trabajan los facultativos. La ampliación de las jornadas y las acumulaciones de cupos de pacientes «sólo aumentan la conflictividad laboral». Por lo general, los agresores son los pacientes habituales, no los veraneantes. Eso ya da a entender que las carencias influyen durante todo el año, no sólo en verano cuando aumenta la población de algunos municipios costeros.
«En la sala de espera empieza la desesperación y eso lo paga el profesional de bata blanca», repite el presidente. Además, recuerda que al haber menos servicios y más acumulaciones, los tiempos se dilatan, tanto para el paciente como para el propio facultativo.
Tal como están las cosas, las soluciones que proponen son ampliar la vigilancia, por un lado; y por el otro, denunciar cada caso. El SAS, por su parte, siempre insta a sus trabajadores a que den parte de cualquier situación de violencia que se pueda producir y de hecho, el protocolo establecido para las agresiones se activa de forma inmediata. Cuando salta una alarma se pone en marcha todo un sistema de protección del profesional que conlleva asistencia sanitaria, jurídica y psicológica. Pero el proceso es largo y llevar el caso a juicio supone una serie de molestias. Por eso mismo, el presidente del Colegio considera que «tal vez sería conveniente reducir la burocracia y el número de trámites», aunque la justicia aún anda lenta en ese aspecto.