Discrepo

En la junta extraordinaria del pasado lunes, el máximo accionista del Cádiz, Antonio Muñoz Vera, dijo a modo de despedida muchas cosas de las cuales, algunas, no comparto. Por ejemplo, cuando manifestó que tras ascender a Primera División nadie del Consejo de Administración se puso la medalla por dicho ascenso y que hicieron responsable a todos de esa hazaña. Cuando habla de todos se refería también a la afición y a los medios. No estoy de acuerdo con esta aseveración, en la parte que a mi me toca. Yo no marco los goles, yo no gano partidos y mi opinión, vertida tanto en estas columnas como en Punto Radio, tampoco es capaz de conseguir ascensos. Por lo tanto, de esos triunfos no me siento responsable, pero sí inmensamente feliz. Igualmente si no soy «culpable» de los ascensos, tampoco lo soy de los descensos, por mucho que Antonio Muñoz me quiera hacer copartícipe de ambas cosas. De hecho, y por no ser yo parte de esos logros, jamás he ido a alguna de las celebraciones privadas de la plantilla pese a estar invitado. Ni cuando ascendimos en Jerez ni cuando se hizo en Irún.

También contaba como estaba el Cádiz cuando llegaron y como lo han dejado. Él hablaba de las tremendas diferencias entre el pasado y como está en la actualidad, diferencias a mejor, claro, pero tampoco estoy de acuerdo en eso. Manifestaba que entonces el equipo estaba en segunda B, con muchísimas deudas y sin patrimonio. Y digo yo, que volvemos a estar en segunda B, en eso no hemos mejorado en absoluto. Sobre las deudas, mejor no hablar ya que estamos hasta con un concurso de acreedores y las deudas van saliendo por doquier. Y en cuanto al patrimonio, en aquel entonces el Cádiz contaba con una sede social en Cánovas del Castillo además de las instalaciones deportivas de El Rosal, aunque hubiese jaramagos (Muñoz dixit). Hoy en día la sede social de Cánovas es historia y el Rosal, aunque con unas instalaciones de lujo, lo tenemos hipotecado. Que bonito es discrepar y que aburrido estar de acuerdo en todo ¿no?

Y punto.