El partido consevador reúne a miles de adeptos en un mitin en Washington
Actualizado:Washington se convirtió ayer en escenario de la polarización sin precedentes que divide a los estadounidenses desde la llegada al poder de Barack Obama. El movimiento antigubernamental Tea Party (Partido del Té) escogió la jornada del 43.º aniversario del discurso más célebre de Martin Luther King para dirigirse ante sus correligionarios desde el mismo lugar en que el pastor bautista reclamó el fin de la discriminación racial.
«Ha llegado el momento de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hasta la sólida roca de la fraternidad», ensoñó el activista frente al Monumento a Lincoln. Ayer la hermandad brilló por su ausencia en cada recoveco capitalino. La Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, en sus siglas en inglés) y otros grupos se concentraron a sólo unos metros para conmemorar la ocasión y vituperar a los manifestantes del Partido del Té, a quienes tildan de racistas e intolerantes.
Glenn Beck, el afamado presentador de la Fox y convocante de la marcha, rechazó las acusaciones por enésima vez. «Reivindicamos los derechos civiles», aseguró. La página web de los organizadores matiza que buscan «restaurar los valores fundacionales» de EE UU y rendir tributo al Ejército y recaudar fondos para una fundación que ofrece becas a los militares.
Con todo, su petición de que los asistentes no portaran pancartas proporcionó a sus adversarios munición para cargar contra el movimiento. «El doctor King jamás pidió a nadie que dejaran los carteles y las armas en casa», atacó Todd Jealous, presidente de la NAACP. En anteriores ocasiones, algunos simpatizantes han retratado a Obama con bigote hitleriano, amén de dirigirle epítetos raciales. Se trata, según Beck, de expresiones afrentosas minoritarias que transmiten una imagen equivocada del Tea Party, también integrado por afroamericanos.