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Dos líderes bregados velan por los 33 operarios chilenos

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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La supervivencia en situaciones extremas tiene sus claves. Los expertos sostienen que es fundamental la organización y la disciplina y para eso hacen falta líderes que sean respetados por sus subordinados. En el refugio donde sobreviven los 33 mineros chilenos, el recurso humano se reveló como la mayor riqueza del yacimiento. Si solo dependiera de ellos, la historia tendría un final feliz.

Aún con el torso desnudo y la barba crecida, Luis Urzúa, jefe del turno, mantiene el cargo en las profundidades. Sus cualidades como líder se manifestaron ya de niño, cuenta su madre. «Siempre ha sido muy disciplinado. En la casa era el que llevaba la batuta entre sus seis hermanos. Como mi marido murió cuando eran pequeños, Luis ha sido el hombre de la casa, el que me ayudó a criar a los niños y el que siempre puso las reglas», dice Nelly Iribarren.

Con 54 años, Urzúa lleva trabajando más de tres décadas en la minería. Es topógrafo y en el vídeo se le ve elaborando unos planos dentro de la camioneta que quedó atrapada con ellos y que ha convertido en improvisada oficina. El narrador de la grabación, Mario Sepúlveda, le pide incluso permiso cuando empieza a documentar su vida en la galería. «Jefe, voy a mostrar el refugio», solicita antes de iniciar el recorrido.

«Luis es minero desde hace 31 años, tiene conocimientos de rescate subterráneo y primeros auxilios. Sabíamos que él buscaría alguna manera de salir. Me lo imaginaba dando vueltas por el refugio, pasando lista a sus compañeros, racionando la comida y entregándoles labores, porque él es así», subraya la madre. «Mandón pero muy ordenado». Lo que imagina la mujer es lo que pasa allí abajo.

«Es nuestro héroe»

Urzúa fue quien organizó los turnos de guardia, racionó los escasos alimentos, el que estudia la forma de sacar a todos cuanto antes. Cuando se logró hacer contacto con ellos, fue él quien habló con las autoridades. Primero el ministro de Minería, después el presidente Sebastián Piñera. «Estamos esperando que nos saquen de este infierno», le dijo al mandatario con calma y respeto. «Lo único que queremos ahora es que vuelva», pide su hermana. «Él no es sólo héroe de los mineros, aquí en casa también es nuestro héroe y nos hace falta».

Otro de los líderes que surgió en la tragedia fue Mario Gómez, de 63 años. Este veterano de la minería se hizo famoso por la carta que envió a su esposa el pasado domingo cuando les localizaron. El trabajador le declaraba su amor, le pedía que haga gestiones para cobrar un seguro y que denunciara las precarias condiciones en las que trabajaban.

Ya cerca de la jubilación, Gómez era ahora conductor dentro de la mina. Cobra el equivalente a 950 euros mensuales. Esos ingresos no le permitían darse el lujo que ahora espera: unas vacaciones en Viña del Mar, el famoso balneario del Pacífico. Su espíritu animó a los mineros. «Este hombre es un profesional con hartos conocimientos», dijo de él Sepúlveda al presentarle. Gómez saludó con la mano dejando ver cinco falanges cercenadas por la manipulación de dinamita. «Es él, el de los deditos cortados», dice su madre al verlo en el vídeo.