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Ecologistas se volverá a oponer a estas «operaciones urbanísticas»

La organización verde alegará en contra de estos proyectos por «perjudicar el entorno»

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Según fuentes cercanas a la Consejería de Turismo, los dos proyectos obtendrán la calificación de campos de golf de interés turístico el próximo mes, lo que impulsará su construcción, pero desde Ecologistas en Acción insistieron ayer en que presentarán alegaciones contra estos proyectos, «porque se ha demostrado que los campos de golf son operaciones urbanísticas encubiertas», sentenció la portavoz del grupo en La Janda, Lola Yllescas, quien argumentó que nadie viene de turismo a Cádiz motivado por el golf.

«Estamos estudiando las alegaciones concretas que presentaremos en el plazo oportuno pero serán parecidas a las que ya alegamos en contra del POT de La Janda», explicó Yllescas refiriéndose a los proyectos de Barbate. En estos casos, Ecologistas en Acción especificó que se oponían al campo de golf de El Bujar porque está rodeado por las marismas del río Barbate, declaradas parque natural y precisa de la construcción de un vial de acceso desde la N-340 a la A-2231 que afectaría al parque natural. «Esta propuesta no puede calificarse más que de delirante», argumentaron los ecologistas, «puesto que está ubicada en un espacio muy mal comunicado, totalmente segregado de la población de Barbate, rodeado de un parque natural y se propone una macrourbanización de casi dos millones y medio de metros cuadrados, con hoteles, viviendas y golf».

Los conservacionistas se oponen al proyecto de La Porquera (o El Següesal) porque «provocará un cerco urbanístico al Parque Natural del Pinar de la Breña y marismas del Barbate, afectando a suelos agrícolas, ganaderos y forestales que conforman el paisaje característico de la Janda». Además la portavoz, Yllescas, subrayó que este proyecto (que puede recibir agua de los acuíferos o traída de otro punto de la provincia) implica el alargamiento de la tubería de agua que ahora llega a Vejer, desde el pantano de Los Hurones, hasta el pago de La Porquera. «Esto no es sostenible y supone un gasto desmesurado de dinero público para que lo disfruten unos pocos», concluyó Yllescas.