Leche y dos cucharadas de atún
Los equipos de rescate abren tres conexiones con los trabajadores para enviarles agua y oxígeno y mejorar la ventilación del refugio Los mineros atrapados en Chile sobrevivieron con raciones mínimas de comida cada dos días
BUENOS AIRES.Actualizado:Dos cucharadas de atún en conserva y medio vaso de leche cada 48 horas. Galletas y duraznos -una variedad de melocotón- racionados con un patrón similar. Así sobrevivieron los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José del norte de Chile durante los 17 días que permanecieron desaparecidos bajo tierra hasta ser localizados el domingo. Desde entonces, los responsables de la larga operación rescate -se estima que tardarán al menos tres meses en salir a la superficie- les han hecho llegar agua enriquecida y oxígeno a través de una sonda . Es lo que los expertos recomiendan en estos casos. Pero ellos tienen otras urgencias.
Los trabajadores quieren cepillos de dientes, desodorante, gotas para los ojos -irritados por el polvo- comida y ya puestos también cerveza. Salvo los síntomas obvios provocados por el hambre, todos ellos están bien. No hay heridos ni enfermos. El oxígeno, que empieza a llegar hasta su refugio a 700 metros de profundidad, se hace necesario porque el habitáculo carece de ventilación, lo que les obliga a moverse por las galerías para respirar por otros conductos que tiene el yacimiento.
La cerveza, por supuesto, les fue denegada y los alimentos sólidos deberán esperar hasta que estén mejor hidratados. Los primeros envíos fueron de agua con glucosa en bajas proporciones y un medicamento que evita úlceras y gastritis debidas al estrés. Paulatinamente les enviarán alimentación líquida rica en proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas.
El Ministerio de Salud cuenta con el asesoramiento de expertos de la NASA y del cuerpo de submarinos de la Armada chilena para diseñar una dieta hasta que vuelvan a la superficie. Los responsables del rescate, además, ya han conseguido abrir tres conductos de conexión. Por uno van alimentos y medicinas, por otro se comunican con los mineros y un tercero terminó ayer de establecerse para la ventilación del refugio.
Los operarios hablaron ayer con el ministro de Minería, Laurence Golborne, a través de un citófono -teléfono interno- que funcionará como vía de comunicación permanente. El portavoz de los mineros fue el jefe de turno Luis Urzúa. «Estamos bien, esperando que nos rescaten», dijo con toda naturalidad al ser preguntado sobre cómo se encontraban.
Explosión de alegría
Mientras el mundo está azorado por su supervivencia, Urzúa contó que ellos estaban preocupados por los compañeros a los que habían reemplazado ese 5 de agosto, cuando parte del yacimiento se desplomó. «Están todos bien, no hubo ninguna fatalidad», le aseguró el ministro, a lo que los mineros respondieron con una explosión de gritos y aplausos. Los trabajadores contaron que durante los dos primeros días intentaron escapar por la chimenea de ventilación, la salida de evacuación en caso de derrumbe, pero carecía de escalera. Poco después, esa vía quedó bloqueada debido a un desplome provocado en el primer intento de rescate desde el exterior.
Ante la complejidad de la operación para devolverlos a la superficie, el ministro de Minería quiso ser franco y les explicó que deberán permanecer bajo tierra al menos dos meses más. «Podemos aguantar más que eso», desafió Urzúa con la ya proverbial entereza que caracteriza a estos trabajadores. La perforadora encargada de horadar la vía de salida trabaja desde el lunes. La máquina avanza unos 15 metros diarios. En principio, abrirá un pozo de 35 centímetros de diámetro que posteriormente se ensanchará hasta los 75.
Sobre su día a días hasta que fueron localizados, los mineros relataron que encontraron las conservas en el refugio. Conscientes de que la espera podía ser larga, racionaron rápidamente la comida y apenas tomaban dos cucharadas de atún y medio vaso de leche cada dos días. Pero hasta eso se les había acabado ya. Autoridades del Ministerio de Salud estiman que los trabajadores tienen que haber perdido entre siete y ocho kilos cada uno.
El altruismo de los mineros contrasta con las miserias de los dueños de la mina. Los empresarios eluden responsabilidades, dicen que si los operarios sobreviven es porque había condiciones de seguridad y advierten de que podrían no pagar sus salarios porque la explotación está inactiva. El Gobierno les tachó de «impresentables» y tildó de «desfachatez» su amago de no pagar los sueldos. En una oración ecuménica desde Santiago, el presidente Sebastián Piñera prometió que los mineros «van a estar con nosotros para Navidad y Año Nuevo». Es el tiempo que se prolongará la labor de la perforadora.