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Las reglas económicas chocan con las del sistema educativo

C. C.
CÁDIZ.Actualizado:

En un escenario en el que unos y otros juegan sus bazas para no perder terreno, las reglas vienen marcadas por un árbitro que está por encima de ellos. Al final, todo queda supeditado a las normas dictadas por la institución educativa, y que en los últimos tiempos, por factores tan diversos como la identidad regional o la tan presente crisis, están adelgazando las cuotas de negocio.

Ni siquiera las cadenas de supermercados pueden aplicar los criterios de compra a gran escala que sí sirven para otros artículos, ya que, a excepción de los manuales de idiomas (comunes en todas las regiones), cada comunidad autónoma plantea libros distintos.

Otra de las dificultades de este mercado es la libertad de cátedra de cada centro de Primaria y Secundaria para elegir sus textos, lo que puede hacer que se despliegue ante los encargados de compras un gran abanico de posibilidades. La tendencia actual es que sean los propios colegios los que se conviertan en clientes de las editoriales.

Los libreros no están exentos de complicaciones para el próximo arranque del curso escolar. Los colegios sólo han entregado cheques-libro para los alumnos de primero y segundo de Primaria.

El resto de estudiantes de la enseñanza obligatoria deberán reutilizar los libros de quienes han pasado al siguiente nivel, con lo que las ventas, aparte de los textos de Infantil, Bachillerato y los cuadernillos de ejercicios (cuya compra no es obligatoria), se limitarán a tan sólo dos cursos.