OTRO PERRO PILOTO
Actualizado:Una de las leyendas vivas del automovilismo, Niki Lauda, un tipo que en los años 70 me insufló buena parte de la pasión que 36 años después sigo sintiendo por la Fórmula Uno, ha sido el último en subirse a ese enorme carro en el que cohabitan personalidades, personajillos, muchos ciudadanos de a pie y, sobre todo, a mi modo de entender, una numerosa cofradía de chuflas empeñados en desacreditar casi a diario al bicampeón ovetense Fernando Alonso. El austriaco ha sido el último en llegar por el momento.
No tengo por qué disimular mi infinita admiración por el deportista asturiano, durante mucho tiempo ha ido quedando reflejado en mis artículos.
Para los que ya mamábamos F-1 cuando Televisión Española sólo retransmitía los grandes premios de España y Mónaco en blanco y negro es un orgullo tremendo ver que lo que antes admirábamos en gente como Stewart, Hunt, Scheckter, Fittipaldi, Villeneuve padre, Alain Prost, elson Piquet, Mansell y -por encima de todos- Ayrton Senna (a un tramposo como Michael Schumacher no me da la gana de meterlo en la lista de los más grandes), ahora lo hacemos con un piloto español.
Fernando Alonso ya nos ha regalado muchas alegrías aunque quiero pensar que ahora con la escudería italiana de Ferrari lo mejor esté por llegar.
También mantengo la esperanza que cuando anuncie la hora de su adiós ese amplio batallón de chuflas también lo haga.
Me entristece que alguien por el que he sentido tanta admiración forme parte de este club de indeseables. Posiblemente su salida de tono corresponda con un evidente aviso de que la senectud ha llegado a su cerebro.