RENACIMIENTO DEL CANTE TRADICIONAL
Actualizado:La noche del jueves en Cádiz, quedó reconfirmado el hecho de que hay una nueva generación de cantaores jóvenes extraordinarios que han tropezado con una crisis económica que les ha hecho posible entrar en carteles importantes cuando figuras de mayor peso no han visto cumplido su caché habitual. Y este renacimiento parece tener una de sus sedes más importantes en el Baluarte de la Candelaria donde hemos tenido el gustazo de escuchar a tres voces excelentes.
El cordobés Antonio José Mejías, ganador de un importante premio en La Unión, se mostró pleno de facultades, conocimientos y el deseo de exponer ambos a un público entendido aunque relativamente reducido. Con Juan Manuel Moreno a la guitarra, abrió con una magnífica interpretación de soleá apolá al seis por medio, un registro brillante para hombre. Demostró su afición con un admirable surtido de fandangos de Lucena - no son cantes que se aprenden sobre la marcha, sino currándolos mucho-. Pero fue con su tanguillo de Cádiz, clásico y sabroso, dedicado al querido Chano, que se metió al respe en el bolsillo. Por si alguno todavía no estuviera convencido, nos deleitó con 'Alfileres de colores' y otros cuplés por bulería, y un bis de fandangos.
De Arcos de la Frontera, el bailaor Marco Flores, máximo triunfador en el último Concurso de Córdoba. Su carta de presentación fue siguiriyas y cabales con dos interesantes voces femeninas, las de Inmaculada Rivero y Mercedes Cortés, y las palmas de la Tacha y Ana Romero. Con Antonia Jiménez a la guitarra, Marco eligió alegrías para desplegar toda la elegancia, sutileza y buen gusto flamenco que caracterizan sus actuaciones.
Para una de la lejana tierra de Jerez, la cantaora Anabel Rivera fue todo un descubrimiento. Justamente cuando había empezado a pensar que una mujer veintiañera no puede, en el 2010, interpretar cante clásico convincentemente, vuelve a dar resultado la excelente receta de conocimientos + compás + vivencias. Con energía, valentía y personalidad, y su hermano Ricardo a la guitarra, esta guapa gaditana puso todas sus cartas en la mesa. Milonga, alegrías, tientos tangos y tanguillos que dedicó a Mariana Cornejo, 'la capitana de los cantes de Cádiz', terminando con bulerías y fandangos, y con dos docenas más como esta señorita, el cante tradicional tiene grandes posibilidades de sobrevivir.
Elu de Jerez, cabeza de cartel, con Domingo Rubichi a la guitarra, dio un sustancioso recital para cerrar la velada. Empezó con cante minero que quedó algo desfavorecido con el derroche de fuerza pulmonar que caracteriza a esta cantaora, a la vez que indica su admiración por la añorada Paquera. Más a su medida fueron la bulería por soleá y los fandangos. Por siguiriya, hizo honor a Jerez, aunque la insistente fuerza bruta de su decir, y la falta de matización llegan a restar impacto. La jerezana cerró su actuación con tientos tangos y bulerías muy jerezanas y paquereras.