Mariano Rajoy. :: EFE
ESPAÑA

Rajoy defiende la visita de Aznar a Melilla porque Zapatero está «desaparecido»

Moratinos niega que se haya vivido una crisis con Marruecos y asegura que en todo momento se ha mantenido una comunicación fluida

MELILLA / MADRID. Actualizado: Guardar
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Con 24 horas de retraso, Mariano Rajoy salió en defensa de la visita de su mentor y ex presidente del Gobierno, José María Aznar, a Melilla. Una presencia muy criticada desde el Ejecutivo, que tachó el viaje de «deslealtad» con España, pero que el líder de la oposición consideró necesaria porque José Luis Rodríguez Zapatero y el Gobierno han «abdicado» de sus responsabilidades en la ciudad autónoma.

El presidente del PP sostuvo que Aznar «no tiene que explicar nada» sobre su desplazamiento cuando el jefe del Ejecutivo y sus ministros han «desaparecido» en el conflicto. «El ministro de Asuntos Exteriores no existe, el embajador de España en Rabat no está, el cónsul de España en Nador no está», se quejó el líder de la oposición.

Rajoy, en declaraciones a Europa Press, censuró «la debilidad» que, a su juicio, ha mostrado el Gobierno en toda la crisis, una carencia «impropia de una democracia avanzada» y de «una potencia como es España». En lugar de agarrar el toro por los cuernos, añadió el líder opositor, el Ejecutivo de Zapatero «ni se preocupa ni va ni dice ni llama» a los gobernantes melillenses para interesarse por su situación.

Unos argumentos que hizo suyos el presidente de Melilla, quien consideró que la escasa «firmeza y contundencia» del Gobierno es uno de los elementos que explica el conflicto fronterizo con Marruecos. Juan José Imbroda sostuvo que en cualquier otro punto limítrofe de España no hubiera ocurrido lo que ha pasado en su ciudad porque las fuerzas de seguridad habrían actuado con más contundencia para impedir el bloqueo del tránsito de mercancías. Se quejó, además, de que nadie del Ejecutivo le haya informado de la evolución de las negociaciones con los gobernantes de Rabat ni para interesarse por la situación en la ciudad.

Imbroda contrapuso la «ausencia» gubernamental en el conflicto con el comportamiento de Aznar, quien en un gesto de patriotismo «muy fuerte» visitó el miércoles Melilla y defendió que lo hiciera porque como español que es tiene «derecho a moverse libremente» por cualquier parte del país. Rechazó por tanto que la presencia del ex presidente del gobierno buscara «provocar» a Marruecos, ni que fuera una «deslealtad» con España, como sostuvo el Gobierno, ya que el objetivo de la visita era reconfortar a los melillenses ante las provocaciones de unos «desalmados» que con «cuatro sillas» han bloqueado los pasos fronterizos.

El presidente de Melilla, que ofreció una conferencia de prensa en la sede del PP de la ciudad y no en un edificio oficial, insistió en que el Gobierno ha estado pasivo, pero sobe todo el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ni siquiera ha tenido el detalle de «levantar la moral de su gente», en alusión a los policías y guardias civiles, «vilipendiados con acusaciones falsas de racismo» por parte de los agitadores marroquíes.

El Gobierno no se dio por aludido por las acusaciones de Imbroda, aunque fuentes gubernamentales señalaron que las autoridades de Melilla estuvieron informadas de las gestiones por el delegado gubernamental en la ciudad. El Ejecutivo defendió el perfil discreto en sus tratativas con Marruecos para no dar más realce a un conflicto promovido por grupos minoritarios, pero que ha adquirido dimensiones más serias con la visita de Aznar, que fue precedida además por la del vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons.

«No ha habido crisis»

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguró ayer que lo ocurrido en los últimos días en la frontera de Melilla no ha supuesto «un conflicto, ni un eventual conflicto, ni una crisis bilateral». Moratinos recalcó que «precisamente dado el excelente estado de las relaciones con Marruecos se han podido resolver los incidentes en la frontera» e, insistió, «a través de los canales diplomáticos entre los dos países». «He hablado en varias ocasiones con mi homólogo marroquí, Taib Fasi Fihri, para disipar cualquier malentendido que pudiera afectar a la situación de la frontera en Melilla», agregó el ministro. Además, explicó que el Gobierno nunca pensó que las denuncias por parte de Marruecos constituyeran un «problema de fondo» y desde la llamada del Rey a Mohamed VI se confió en que la situación se iba a resolver, a pesar de las protestas de asociaciones civiles marroquíes en la frontera.

También terció el secretario de Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías, quien recomendó a Aznar que «se dedique a hacer abdominales» en vez de incurrir en «irresponsabilidades» como la de acudir a Melilla en medio de la negociación diplomática. La polémica por la visita de Aznar entre socialistas y populares lejos de calmarse, se reavivará este lunes, cuando se reúna la Diputación Permanente del Congreso para tratar las solicitudes del PP para que comparezcan en la cámara los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores para que expliquen sus gestiones en el conflicto de la frontera con Marruecos.