DUDAS
Actualizado: GuardarEl hecho de que, durante la pretemporada, surjan dudas sobre la composición del once más adecuado para afrontar esta nueva y difícil temporada, no sólo es una reacción normal sino también una eventualidad positiva. El ensamblaje de nuevas piezas en una maquinaria tan compleja como es un equipo de fútbol es un trabajo de taracea que requiere reiteradas pruebas hasta lograr ese ajuste dinámico que hace posible la definición de un estilo peculiar y es, sobre todo, un método imprescindible para conseguir un aceptable funcionamiento. Por muy acreditada que sea la trayectoria profesional de un nuevo jugador, por muchos argumentos que el director técnico, Roberto Suárez, haya acumulado para decidir su contratación, su encaje en el nuevo equipo exige un periodo de adaptación a las ideas del nuevo entrenador, a las peculiaridades de la plantilla e, incluso, al ambiente de la ciudad. No debería extrañarnos, por ejemplo, que el equipo ofrezca una grata impresión contra equipos de Primera División tan cualificados como el Atlético de Madrid y el Sevilla, y que, por el contrario, presente una pobre imagen cuando juega contra conjuntos de Tercera División como el San Fernando y el Portuense. La pretemporada, como todos sabemos, está para eso: para cometer errores, para aprender de ellos y para, en la medida de lo posible, evitar repetirlos en los partidos oficiales. Es entonces cuando ya no vale aducir, como pretexto, que la temporada es muy larga ni que es suficiente con hacer una buena recta final: o se empieza con éxitos convincentes o el fracaso será otra vez inevitable. El objetivo principal, en estos momentos, es desentumecer los músculos, despejar la mente, ajustar las piezas recientemente incorporadas y, sobre todo, que los jugadores antiguos se adapten a esta categoría, y que los nuevos se acomoden al clima humano y al estilo futbolístico de esta institución tan peculiar.