Noqueado antes de jugar
Squillaci se negó a vestirse para forzar su salida al Arsenal y provocó un conato de pelea en el vestuario
Actualizado:La ciudad de Braga está casi cercada por el fuego de sus bosques. Pero fue el vestuario del Sevilla, justo antes de comenzar el encuentro en Portugal, quien quedó 'incendiado'. El pirómano tiene nombre propio: Sebastien Squillaci. Como buen francés, el defensa esperó a última hora para fastidiar al club que le paga. Se negó a vestirse para forzar una salida al Arsenal, que seguramente se anuncie este jueves.
Esto provocó un altercado importante entre Antonio Álvarez, el jugador y otros integrantes de la plantilla. Y todo ello, a pocos minutos de jugarse el Sevilla su pase a la fase de grupos de la 'Champions'. Amén, del 20 por ciento del presupuesto de la entidad, tal y como recordó José María del Nido. Muchos intereses, deportivos y económicos, que parecieron no importar a un central que ha vivido casi en un convento de clausura en sus dos últimos años hispalenses, por voluntad propia. Ejemplo esclarecedor de su falta de implicación, a pesar de su calidad indiscutible.
Quizá por este altercado, y los nervios que conllevó, o sencillamente porque es pretemporada y todavía no hay rodaje, los de Nervión jugaron la primera parte a desgana. Sólo un disparo de Luis Fabiano a los cinco minutos fue digno de mencionar. Los andaluces controlaban el encuentro -un 65 por ciento de posesión del balón- pero no lograban crear verdadero peligro. Como diría Maradona, jugaban horizontal.
Los siete brasileños que tiene el Sporting de Braga no hacían honor a su país de origen. Más dureza que calidad y fragilidad en su juego de triangulación. Sólo el error del sustituto de Squillaci, Fazio, en el descuento de la primera mitad hizo que Palop tuviera que aparecer en escena.
Antonio Álvarez, segundo a las órdenes de Juande Ramos en la época gloriosa sevillista, volvió a apostar por un fútbol de control, de esperar a que llegara el momento idóneo. Pero, claro está, en el Sevilla no juega Iniesta, ni Xavi. Ni un creativo, eso que tanto ha exigido el de Marchena. Sólo Cigarini es lo más cercano a lo que necesita el técnico. El esquema, por tanto, está cogido con pinzas.
Más problemas
Era cuestión de tiempo que los problemas aumentaran. Así ocurrió. Mediada la segunda mitad llegó el tanto del Braga . Para más daño, en posición dudosa. Los nervios del principio, que parecían haberse disipado, volvieron. Algunos rojiblancos se recriminaban entre ellos y a Álvarez le desbordaba la situación.
No apareció ningún bombero para apagar las llamas. Al revés, casi sentenció Lima, que dio en el larguero en las postrimerías. El cortafuego español no se produjo y en Portugal celebran, que al menos por unas horas, hay luz entre el humo. El Sporting de Braga fue superior en eficacia, que es lo que importa. Lo demás, simple retórica. Mucho trabajo para el técnico de los sevillanos, que al menos tiene el consuelo de que queda la vuelta en el Pizjuán y que el bosque entero aún no está ardiendo. Por el momento.