Unos leones algo indomables
Clemente llega como técnico a una selección de Camerún con clanes internos que necesita afrontar un cambio generacional
Actualizado:«Hemos aprendido que el fútbol es más que 90 minutos sobre la hierba. Que hace falta una buena preparación, médicos, fisioterapeutas, hoteles confortables, buenas conexiones aéreas. Si se quiere conseguir el éxito hay que cuidar hasta el más mínimo detalle. Hemos aprendido esta lección con dolor, antes siempre reinaba el caos en los equipos africanos y eso ya se ha acabado». Samuel Eto'o realizó estas afirmaciones un año antes del Mundial de Sudáfrica en el que Camerún tenía puestas las esperanzas de hacer un buen papel. Sin embargo, todas sus intenciones quedaron en agua de borrajas. Aunque conocían la fórmula para el éxito, quedó demostrado que alcanzarla no era tan sencillo. El campeonato del mundo puso a cada selección en su sitio y el combinado africano salió por la puerta de atrás. Los entonces dirigidos por Le Guen no sumaron punto alguno, y lo que es peor, la imagen ofrecida fue muy pobre. Una de las selecciones con más potencial, que durante años ha sido una de las referencias del fútbol del continente negro, quedó en entredicho.
Sus dirigentes se movieron rápido porque la Copa de África está a la vuelta de la esquina (2012). Necesitaban un técnico para recomponer una escuadra en la que se tiene que dar un cambio generacional con la incertidumbre que eso conlleva, y lo que es más importante, una reconversión en cuanto a mentalidad para evitar los clanes que han existido hasta el momento en su seno. Tocaron al holandés Ronald Koeman que rechazó el cargo y tuvieron atado al alemán Lothar Matthaus, pero las infidelidades de su esposa se interpusieron en su camino. El pasado jueves en Biarritz Javier Clemente aceptó el cargo. Tras las experiencias al frente de España y Serbia, ésta será la tercera aventura internacional del de Barakaldo. Una asignatura para nota. Porque además de preocuparse por el juego deberá tratar de conseguir la armonía del conjunto de jugadores.
Recientemente un conocido entrenador con experiencia internacional detectó el mal endémico que asola a los cameruneses. «Mientras no crean en el entrenador van a fracasar. Los jugadores de Camerún no confiaban en Le Guen y le querían hacer el equipo. Es que el africano no soporta que exista un ego superior a ellos», destacó en una entrevista. Los conocidos como leones indomables parece que lo eran bastante pero dentro de su vestuario.
Sueño europeo
Esa será una de las primeras premisas a las que tendrá que enfrentarse el nuevo seleccionador. Puede que con la introducción de sabia nueva consiga la estabilidad necesaria para que un grupo de jugadores portentosos que en sus equipos funcionan lo hagan como colectivo. Están sobrados de velocidad, físico y técnica pero les hacen falta orden y rigor para dejar de ser eternas promesas. Su evolución a nivel táctico y organizativo dista bastante del resto de sus cualidades. Abusan del individualismo y tienen una excesiva dependencia del que es la estrella indiscutible del equipo; Samuel Eto'o. El pasado mes de mayo Camerún ocupaba el puesto 19 en el ranking FIFA, en la actualidad es el 40. La revolución en la selección llegó incluso antes de que el de Barakaldo recalara en ella. El ex portero del Deportivo, Jaques Songo'o, hizo las labores de técnico interino de cara al último amistoso que Camerún jugó recientemente ante Polonia. No convocó a ocho jugadores que habían asistido a la cita mundialista. Ganaron 0-3. Para muestra, un botón.
Camerún respira fútbol por los cuatro costados. En cada aldea hay un campo y sus niños sueñan con convertirse en profesionales y jugar en Europa. Tiene una liga de 14 equipos y la temporada pasada el Cotonsport Garoua se llevó el título. A lo largo de su historia dos entrenadores se convirtieron en piezas clave para el desarrollo de este deporte en su país. Jean Manga Onguene y Jean Paul Akono, técnico con el que se convirtieron en campeones olímpicos, tuvieron una notable influencia. Sin embargo, su nueva generación de futbolistas están habituados el fútbol europeo. Clemente no tendrá que salir del viejo continente para ver las evoluciones de sus jugadores antes de hacer las convocatorias. De hecho, en el último Mundial, la selección sólo contó con un hombre que juega en su país. El resto del colectivo de donde saldrán los mimbres de la nueva selección está repartido en Turquía, Francia, Alemania, Holanda, Italia o España. Y es que como señaló Eto'o en su día, «en África debes demostrar cada día que no das tu brazo a torcer, que eres un ganador, sino ya puedes olvidarte de Europa». Esa es su mentalidad, y muchos de ellos han conseguido hacer su sueño realidad. ¿Pero a costa de qué? ¿La influencia europea ha matado la explosividad del continente negro? Javier Clemente tiene mucho trabajo.