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Chiclana

El comercio local resiste a duras penas

La nula ocupación del edificio comercial en la Plaza Mayor y la pérdida paulatina de clientes ejemplifican la crisis del negocio minorista El centro es la zona más castigada por el cierre de tiendas, más de una veintena en el último año

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Ir de compras por el centro de Chiclana es algo cada vez más difícil. La crisis económica, los numerosos y potentes centros comerciales del entorno, y, en ocasiones, la falta de adaptación a los nuevos tiempos del comercio minorista local, están haciendo que la localidad pierda fuelle en este nicho de negocio.

En el último año han cerrado más de una veintena de tiendas, la mayoría de ropa, complementos y zapaterías. Las que no lo han hecho todavía, resisten a duras penas, combatiendo la situación con descuentos agresivos de hasta el 70%. «Es una situación crítica», reconoce María Sánchez, responsable de uno de estos negocios, en plena calle Vega. Pero el problema no es exclusivo de los emprendedores y autónomos.

La delicada situación económica también afecta a las franquicias, a las que no se espera ni siquiera en lugares estratégicos y supuestamente idóneos para su implantación. Un buen ejemplo es el edificio comercial levantado en la Plaza Mayor. Su constructora, Airesur, reconoce que pese a los contactos aún no tiene cerrada la llegada de grandes marcas. La situación es crítica para ellos, puesto que la inversión para construir el aparcamiento subterráneo que explotan allí mismo les ahoga. Los números no salen. Tampoco le cuadran las cuentas a la Asociación de Comerciantes. Su presidente, Fernando Sotomayor, se quejaba hace unos meses de las bajas que estaba sufriendo la lista de asociados, pese a sus esfuerzos por defender sus intereses.

Y es que el comercio minorista chiclanero va por libre, actúa descoordinado, y es incapaz de adaptarse a una realidad que le supera. Solo unos pocos se atreven con apuestas arriesgadas, mientras que la costa y las barriadas «tampoco son la panacea», explica Sergio Romero, responsable de un comercio en la Segunda Pista de La Barrosa. Las ventas siguen cayendo. El centro no atrae clientes, y los periodos vacacionales son insuficientes para la rentabilidad.

Eso sí, en plena cuesta abajo, los más avispados optan por nuevas fórmulas que parecen que aguantan el tirón. Son los 'outlets', los compro-oro' los multiprecio y las tiendas especializadas en padel, que son las únicas que parece que funcionan, porque siguen abriendo.