TIEMPOS REVUELTOSEL BOTELLÍN DE AGUA A 1,90
Mientras el turismo siga tirando del carro de la economía es impensable descuidarlo La Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados
Actualizado: GuardarEn un momento económico como el que vivimos, con los principales sectores productivos por los suelos, con un diagnóstico que nos dice que la construcción, por ejemplo, no volverá a ser lo que fue jamás de los jamases, no nos podemos permitir el lujo de descuidar una de las pocas fuentes de ingresos que todavía tenemos en Jerez y en la provincia de Cádiz: el turismo.
En el caso de Jerez no les voy a cansar porque ya he diseccionado en más de una ocasión aquí los garrafales errores que se están cometiendo y parece que, de momento, la cosa no tiene solución y esta ciudad seguirá siendo un lugar de paso para guiris despistados que en pocas horas habrán salido escopetados en busca de mayores atractivos. Pero el conjunto de la provincia es evidente que ofrece unos destinos espectaculares y especialmente en estas fechas para el llamado turismo de sol y playa.
Uno de los lugares más llamativos en este sentido es Conil. Largas playas, gastronomía sin igual y el encanto de un pueblo blanco a la orilla del mar componen una estampa con la que difícilmente se puede competir. Madrileños, vascos e italianos ya se han dado cuenta de la existencia de este paraíso, donde desde hace unos años es casi una misión imposible encontrar una habitación libre en los meses estivales.
Claro que cuando se alcanzan estas cotas se corre el peligro de morir de éxito y hay que tener los pies en el suelo para mantener vivo el turismo y evitar que, como ha ocurrido en otros muchos destinos, se vayan en masa igual que vinieron. Recientemente, una cadena de televisión nacional hizo un flaco favor a la imagen de Conil. Repuso un reportaje sobre los desmadres que se cometían en el pueblo con el botellón -con tráfico y consumo de drogas incluido y la presencia de todos los 'bolizas' que quisieron ponerse delante de la cámara- cuando este año ya es una práctica prohibida en el municipio conileño. Me dicen que si ven aparecer por allí a algún equipo de esta cadena televisiva no van a tener un recibimiento muy agradable que digamos.
En este caso, no obstante, se han puesto las medidas oportunas, se ha eliminado el consumo masivo de alcohol en las calles de la localidad, y, probablemente, se habrá ganado en bienestar y tranquilidad para muchos visitantes. Lo que es realmente peligroso es no controlar los abusos que se puedan cometer con una materia tan sensible como los precios. Mi experiencia al respecto del martes pasado me dejó sentado de culo en la arena. En un quiosquito ubicado a pie de playa en Conil me querían cobrar 1,90 euros por un botellín pequeño de agua. ¡Y encima no lo tenían frío! El precio de la botella grande rozaba los tres euros. Así es como se echa a la gente. Si eso le pasa a usted en Italia, Turquía o cualquier otro destino vacacional, probablemente regresaría echando pestes del lugar en cuestión.
Si a esto le añadimos que algunos establecimientos de hostelería de índole familiar no están atendidos por profesionales, sino por el sobrino, la tía o el cuñado del dueño; y que en muchas ocasiones el trato deja mucho que desear y la especialidad de la casa es la guasa, pues apaga y vámonos. Son aspectos que tiene que cuidar Conil y cualquier otro destino que se precie e intente tener en el turismo su principal fuente de riqueza.
En este sector el dinero es caprichoso, maleable y se mueve de un lado a otro impulsado por modas, tendencias o comportamientos inadecuados. Si somos capaces de corregir este tipo de cuestiones no habrá rival para rincones de nuestra provincia como Conil, que nos demuestra, una vez más, que para encontrar una de las mejores y más encantadoras playas del mundo no hay que hacer miles de kilómetros e irse a la otra punta del mundo. Lo tenemos aquí, con lo que habrá que cuidarlo al máximo y no arriesgarnos a matar la gallina de los huevos de oro, que de esa especie de gallinas no es que estemos sobrados por estas latitudes de la provincia de Cádiz.